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Alfaro, imposible no gritar

Familiares de desaparecidos que decidieron hacer una valla en torno a palacio de gobierno para protestar por la indolencia de las autoridades, vivieron al menos tres episodios de insensibilidad.

Primero, con funcionarios públicos que al acudir a las oficinas, insultaron, empujaron y hasta golpearon a los manifestantes. Uno de los trabajadores, incluso golpeó en el brazo e insultó a Héctor Flores, el líder del colectivo Luz de Esperanza, un hombre al que le desaparecieron a su hijo de 19 años hace once meses.

Después, al arribo del gobernador a palacio estatal, en medio de los gritos y reclamos de las víctimas, uno de los escoltas del mandatario “abrió paso” para que Enrique Alfaro pudiera llegar al edificio y en su arrebato golpeó en el brazo a Monserrat Zamora, una de las integrantes de la directiva de la agrupación.

La mujer tiene el brazo hinchado y amoratado por la agresión, ante lo cual un elemento de la Comisión Estatal de Derechos Humanos que estaba presente en la protesta, le recomendó presentar una queja ante el organismo por el incidente del cual fue testigo.

Y la tercera muestra de falta de empatía ante el dolor de los familiares de desaparecidos, la dio el propio gobernador al pretender callar a los presentes. El “no me griten” o el “si me gritan, me voy”, no puede entenderse ante un grupo de personas que tienen meses y hasta años, sufriendo por la ausencia de un ser querido.

El lunes del “no me griten”, ¿estaría enterado Enrique Alfaro del caso de Héctor Flores?

Hace once meses, un comando llegó a un hotel en las inmediaciones de la glorieta Minerva y se llevó a su hijo de 19 años que estaba ahí con su novia embarazada. Esa noche fueron levantadas cuatro personas incluido el familiar de Héctor. Dos aparecieron muertos y uno de ellos con vida e incluso rindió declaración para las dos carpetas de investigación abiertas sobre el caso.

El sujeto reconoce haber estado 15 días retenido en una casa de seguridad en Polanco junto al hijo de Héctor Flores. Todo esto obra en el expediente y existen además videos del momento de la intervención del grupo armado.

Pero la fiscalía estatal no avanza en las investigaciones…

El día del “si me gritan, me voy”, ¿Enrique Alfaro sabía de la tragedia de una de las madres que estuvo presente en la protesta?

Apenas tres días atrás, recibió la noticia de que habían encontrado a su hijo segmentado. Ella acudió a reconocerlo por un tórax.

Las autoridades del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, con absoluta insensibilidad, le notificaron de madrugada y por medio de un mensaje de WhatsApp, que posiblemente había una mano y la cabeza de su familiar, aunque en realidad tenían dos meses con las partes y apenas avanzaron con las pruebas periciales.

Ese día del “vine a platicar, pero no me griten”, ¿estaría enterado al gobernador de las protestas de los martes frente al Servicio Médico Forense donde convergen numerosas agrupaciones de víctimas?

Hay madres que esperan que el instituto concluya un cruel rompecabezas y les entregue un hijo al que desde hace un año solo le falta una mano; o pruebas de confronta de ADN que llevan medio año esperando porque solo sirve uno de los equipos y no se dan abasto…

Con todo respeto para el señor gobernador, es imposible no gritar.

• Carlos Martínez Macías

Director General de Paralelo 20. Es un periodista de larga trayectoria en prensa, radio, televisión y medios digitales. Ha realizado coberturas especiales en México y el extranjero. Ganador del Premio Jalisco de Periodismo.

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