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Algo huele mal en el Amazonas

Los brasileños han salido a las calles para protestar contra la inacción del Gobierno ante los incendios en más de una docena de ciudades, los medios de comunicación de todo el mundo hablan del devastador incendio en el Amazonas, pero pareciere que no existe el menor interés por parte del gobierno de Jaír Bolsonaro por atender la grave situación que atenta en contra del principal pulmón del mundo.

Los brasileños han cerrando las principales carreteras de Brasilia y Sao Paulo. Se han realizado manifestaciones ante las embajadas brasileñas en París y Londres, y en las redes sociales, #PrayForAmazonas (“Reza por la Amazonia”) y otras etiquetas similares han tenido un gran éxito en Twitter. Los usuarios que publican mensajes en apoyo de Bolsonaro también han convertido en tendencia un “hashtag” que se traduce como “AmazoniaSinONG”.

Llama la atención que fue hasta muchos días después del inicio de este siniestro que el mundo tomó nota de lo que estaba ocurriendo.

Expertos en medio ambiente sugieren que existe una relación directa entre el aumento de la deforestación en Brasil y el mayor número de focos de incendio en la Amazonía.

Los incendios a menudo son causados a propósito. Después de que los aserraderos extraen la madera, los especuladores queman la vegetación restante para despejarla con la esperanza de vender la tierra a los agricultores y ganaderos.

La Amazonía lleva varios meses en su estación seca, lo cual es también una situación propicia para que se propaguen más fácilmente y quedar fuera de control.

La deforestación ha aumentado un 67% en los primeros siete meses de 2019 y se ha triplicado con creces en el mes de julio. Los ecologistas creen que los que deforestan son los mismos que inician los incendios.

Un estudio del IPAM, organismo de investigación del Amazonas, reveló que 10 municipios de la región más deforestada concentran la mayor cantidad de incendios. Algunos agricultores utilizan el fuego para renovar el suelo, pero también para abrir áreas con el fin de explotar recursos naturales.

Sin embargo, analistas creen que las quemas con fines ilegales explican el 80% de los incendios.

El Ministerio Público brasileño investiga si una menor fiscalización ambiental y el retiro de apoyo a organizaciones ambientales por parte del gobierno del presidente Jair Bolsonaro favorecieron la propagación de los incendios.

Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, inicialmente sugirió que los incendios eran normales, pero después dijo que organizaciones no gubernamentales (ONG) los estaban provocando para dañar a su gobierno. Sin embargo, al no tener pruebas al respecto, más tarde se retractó de dicha afirmación.

Bolsonaro ha dicho que el país no tiene los recursos para combatir los incendios en un área tan grande como el Amazonas, a la vez que ha advertido a otros países que no interfieran diciendo que el dinero extranjero pretende socavar la soberanía de Brasil.

Finalmente, el gobierno ha decidido movilizar a los militares para combatir los incendios y varios estados amazónicos han solicitado apoyo, pero todavía no está claro cómo se desplegarán las fuerzas armadas y cuál será su eficacia.

Bolsonaro, ha pedido a la población que ayude al gobierno denunciando actos vandálicos y admitió el crecimiento de la deforestación durante su gobierno y adujo falta de recursos económicos para combatirla.

Por otro lado, ecologistas dicen que quienes provocaron los incendios han sido alentados por los llamamientos de Bolsonaro a un mayor desarrollo del Amazonas y al pensar que no serán castigados.

En concreto, según el informe del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), la institución encargada de medir estos fuegos, en lo que va de año Brasil ha sufrido 72.843 incendios y la mayoría de ellos ha sido en la Amazonía. La diferencia con 2018 es de un 40% más, y solo desde el miércoles pasado ya se han registrado 9.500 nuevos fuegos en toda la región.

Es ahí donde se ha dado el repunte que ha llevado a instituciones y asociaciones a dar la voz de alarma.

La preocupación ha alcanzado a los lideres del mundo, Emmanuel Macron, presidente de Francia, ha calificado los incendios como una emergencia internacional y de “ecocidio”, además de criticar al Gobierno de Brasil por no hacer más para proteger la selva tropical.

La oficina de Macron, dijo en un comunicado que se opondría a la eventual aprobación del tratado de libre comercio entre la Unión Europea y el bloque comercial sudamericano Mercosur, porque Bolsonaro mintió sobre las preocupaciones medioambientales en la cumbre del G20 de junio, cuando se acordó por primera vez.

El primer ministro británico Boris Johnson y la canciller alemana Angela Merkel, han dicho que están preocupados por la destrucción del Amazonas, pero que bloquear el acuerdo comercial no es la respuesta correcta.

Por otro lado, en la reunión del G7 se decidió desbloquear una ayuda de urgencia de veinte millones de euros (22 millones de dólares) para la Amazonía, principalmente destinados al envío de aviones bombarderos de agua que puedan luchar contra los incendios. Así lo afirmaron el presidente de Francia, Emmanuel Macron y su homólogo chileno, Sebastián Piñera.

De acuerdo con Macron: «también habrá ayuda concreta. Francia brindará apoyo militar en la región durante las próximas horas. En el próximo mes construiremos una iniciativa para la Amazonía que será presentada oficialmente en la asamblea general de la ONU».

Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump ofreció a Bolsonaro la ayuda de su país, en una llamada telefónica, pero funcionarios brasileños dijeron posteriormente que no estaban trabajando con Estados Unidos para combatir los incendios.

El Amazonas no solo es fundamental para Brasil y los países de alrededor sino que es un punto clave de nuestro ecosistema planetario, u aunque aún es pronto para conocer el alcance final de estos incendios y su impacto en el propio bosque, no se puede ser muy optimista respecto a lo que se encontrará cuando las llamas desaparezcan.

Opinión.salcosga@hotmail.com
@salvadorcosio1

• Salvador Cosío Gaona

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Es Abogado por la U de G, con estudios de posgrado en Administración Pública, Economía Política, Economía del Sector Publico, Administración Municipal, Finanzas Publicas, Administración y Desarrollo de Recursos Humanos, Financiamiento para el desarrollo y Políticas Publicas, en diversas instituciones. Tiene el Grado de Doctor en Derecho con la distinción Maxima Cum Laude en la Universidad Complutense de Madrid en España.

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