La presa El Zapotillo, como sucedió con el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, se encamina a convertirse en un “elefante blanco” más en la administración de Andrés Manuel López Obrador, ante la imposibilidad de cumplir con Temacapulín y con León, Guanajuato, al mismo tiempo.
Después del encuentro de los gobernadores de Jalisco y Guanajuato y de una delegación de afectados por el embalse, la noticia es que el proyecto seguirá en el limbo por tiempo indefinido.
Lo curioso es que quienes participaron en los encuentros, festejaron que no hubiera definición alguna aunque con diferentes lecturas. Para los mandatarios estatales, fue un “triunfo” que no se desmantele la cortina; para vecinos de Temaca, fue una victoria que no se contemple inyectar más recursos a partir de 2020 para la presa.
Irónicamente, lo único que hizo el presidente fue convocar al diálogo entre las partes después de reuniones celebradas por separado y luego que el gobierno federal realizara la construcción sin consulta previa a los pobladores, hasta que la Suprema Corte le marcó el alto.
Y es que como si se tratara de una película de suspenso de Hitchcock, todos los personajes involucrados en la obra han sufrido un ataque de amnesia. Le sucedió a Emilio González Márquez que prometió escuchar a los vecinos y no lo hizo. A Aristóteles Sandoval que dijo que no se inundaría Temaca y avaló después un estudio internacional que recomendaba la cortina a 105 metros de altura.
A Enrique Alfaro que propuso una cortina en 70 metros y mantenerla a 80 por ciento de capacidad para no inundar los poblados, además de cancelar el trasvase a León y hoy de la mano del gobernador de Guanajuato hace causa común para continuar con el acueducto.
También a Enrique Ibarra Pedroza, que como diputado federal del Partido del Trabajo encabezó en la cámara una campaña contra la presa y que hoy como secretario de gobierno considera inviable desmantelarla.
Y al propio presidente López Obrador que en Temacapulín el 16 de abril de 2010 (https://www.youtube.com/watch?time_continue=231&v=e1GULwn6r3c) aseguró que no se construiría la presa y después en Léon, Guanajuato, prometió que llegará agua del Río Verde y plantea ahora una salida técnica.
Pero técnicamente, es imposible continuar con la obra sin inundar los poblados o cancelar el acueducto a León, Guanajuato.
La Comisión Nacional del Agua sí consideró la posibilidad de una cortina para El Zapotillo en 80 metros con dos diques de 220 metros de longitud y diez metros de altura.
Pero el entonces director del Organismo de Cuenca Lerma, Santiago, Pacífico, José Elías Chedid Abraham, descartó los diques porque necesitarían equipos de bombeo y la amenaza de inundación seguiría latente.
La única manera de no inundar a las tres poblaciones sería con una cortina de 60 metros, que almacene 146 millones de metros cúbicos en lugar de los 411 de los 80 metros o los 911 millones de metros cúbicos a 105 metros de altura.
Pero con esta cortina se anularía el acueducto a León.
Con este panorama, ¿qué se dialogaría en las mesas de trabajo convocadas por el presidente? ¿Y qué salida técnica quedaría para todos los involucrados?
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