La guerra comercial entre China y Estados Unidos que comenzó hace ya más de un año no solo ha afectado la economía de ambas naciones sino a todo el mundo y los mexicanos lo resienten también en sus bolsillos a través de la alza en los precios de importaciones específicas, como la gasolina. El problema en las economías internacionales se acentuó el pasado lunes después de que el mercado de los Estados Unidos de América del Norte registrara su mayor caída en lo que va del año.
Si bien, vimos con sorpresa las enormes cantidades de dinero que perdieron personajes como los fundadores de Amazon y Facebook, -aunque en realidad fueron las 500 personas más ricas del mundo que perdieron 2.1 por ciento de su patrimonio neto colectivo-, lo inquietante no es que ese sector de la población mundial viera disminuido su patrimonio, sino que de acuerdo a especialistas, todos los ciudadanos del mundo seremos afectados de alguna u otra forma.
Ese día, Jeff Bezos, fundador de Amazon, el hombre más rico del mundo fue quien más perdió más al esfumársele 3 mil 400 millones de dólares.
Mientras que Bill Gates, el segundo hombre más rico del mundo, registró un retroceso de 2.1 mil millones de dólares en su fortuna.
Bernard Arnault, el presidente de LVMH Moet Hennessy Louis Vuitton y quien ocupa el tercer lugar en el índice, registró también una baja de 3.25 mil mdd en su patrimonio.
Warren Buffett, el cuarto más adinerado, tuvo una caída de 1.88 mil mdd y Mark Zuckerberg, el CEO de Facebook, perdió 2.80 mil mdd.
Veintiún miembros del Índice de Multimillonarios de Bloomberg perdieron mil millones de dólares o más cuando los inversores reaccionaron a las intensas tensiones comerciales entre Estados Unidos y China.
Un esmerado trabajo de Antonio Sandoval en Alto Nivel detalla cómo le pega al bolsillo de los mexicanos esta guerra a gran escala que inició hace unos meses entre las dos potencias y que según refiere ya migró a los mercados financieros pasando de ser un riesgo potencial a una realidad que en este mismo instante genera intensos ajustes en los indicadores, así como especulación monetaria, incertidumbre y expectativas negativas sobre las economías.
“En este contexto, todos los ciudadanos del mundo seremos afectados de una u otra forma, algunos más, otros menos; incluso, no faltará quienes en medio de la tormenta aprovecharán las oportunidades que siempre se generan aún en este tipo de sucesos.
Es importante señalar la forma en la que el contexto actual nos puede afectar directamente en el bolsillo. Básicamente existen tres factores que, aterrizados en las finanzas personales, siempre impactan directamente a los ciudadanos comunes, son los siguientes:
Es un hecho irrefutable, ante la volatilidad y la incertidumbre financiera los capitales se retraen, pero no solamente los capitales financieros o golondrinos como se les conocía hace no mucho en México a las inversiones netamente financieras, también lo hacen los capitales productivos o de inversión directa.
En estos momentos no sabemos el verdadero alcance de este conflicto económico-comercial y financiero entre las dos mayores potencias del planeta, con el que arrastran al resto del mundo, lo que sí sabemos es que puede ser desastroso para todos.
La caída del empleo es un indicador contundente en un contexto como el que padecemos actualmente. En naciones como Estados Unidos hasta ahora no hay evidencias de que eso pueda suceder, la economía estadounidense mantiene el pleno empleo, pero en otros países más débiles y sensibles a lo que pasa en el resto del mundo es claro que no tenemos la misma historia.
México ya lo padece. El desempleo en el país subió en marzo a su mayor nivel en 27 meses, de acuerdo con cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). La tasa de desocupación en el tercer mes del año se incrementó a 3.6 por ciento, cifra mayor al 3.4 por ciento de febrero, y la mayor desde diciembre de 2016, según los datos ajustados por estacionalidad del Inegi.
En Latinoamérica la tasa de desempleo se ubica en 9.3 por ciento, de acuerdo con cifras de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), tasa que es la más alta en 12 años; nuestra región es muy sensible a los ajustes externos, muchos países dependen de los mercados de materias primas y China es el mayor consumidor de las mismas, mientras más problemas tenga China, más problemas tendrá una buena parte de la región latinoamericana. Las guerras de cualquier índole, incluso las guerras de este siglo XXI que han dejado de ser bélicas o armadas para convertirse en comerciales y financieras, nunca serán buena noticia para la generación de empleos.
Estamos frente a ajustes cambiarios inducidos por los gobiernos de diferentes países o regiones con la finalidad de hacer más competitivos sus sectores exportadores y con ello impulsar su economía interna; en este juego muchos ganan y muchos pierden. Como sabemos, la inflación también se importa o se exporta, según sea el caso.
En específico, México podría empezar a padecer problemas de mayor inflación si se profundiza la depreciación del peso, que hasta ahora ha soportado la tormenta global no sin algunos ajustes. Nuestro país es altamente sensible a los vaivenes cambiarios por la apertura que tiene de diversos sectores. Si la inflación, es decir los precios internos, tiene o tienen presiones adicionales, es posible que esto se refleje en mayor tasa de interés, aumentos indirectos en otros precios y debilidad cambiaria.
En periodos de fuerte volatilidad, incluso podría requerirse la participación del banco central en el mercado cambiario para moderar las presiones. Todo lo anterior no es nada que no haya sucedido anteriormente de modo que no entra en la categoría de especulación sino de previsión.
Este conflicto comercial en su fase actual no es reciente, por lo menos hace un año el mundo vive bajo la misma incertidumbre. Como mencionamos líneas arriba, ya dejó de ser un riesgo potencial y ahora es una realidad, el mundo entero ya resiente de alguna manera sus efectos.
Siempre existen inversionistas que asumen riesgos, pero es un hecho que en momentos de volatilidad financiera e incertidumbre económica esos inversionistas son cada vez menos. Por lo tanto, en un entorno con inversiones productivas a la baja, es lógico que el crecimiento de cualquier economía, incluyendo la de México, tenga menor crecimiento. Nuestro país tiene problemas para crecer a tasas suficientes, deben realizarse muchos ajustes internos para lograrlo, pero también el entorno global cuenta, y en este momento no es el mejor contexto.
La intención no es alarmar con escenarios totalmente negativos, pero en este momento el mundo se mueve en aguas turbulentas, lo indicado es tomar previsiones y considerar todos los elementos posibles ya que como ciudadanos del mundo tampoco podemos impedir que factores globales nos afecten incluso en nuestros bolsillos, por si era necesario recordarlo: bienvenidos a la globalización”.
Algunos especialistas sugieren que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, debe enfocar sus metas en la inversión a través del sector público. También opinan que se requiere inversión en los sectores de educación, salud e infraestructura, así como mayor generación de empleo a nivel nacional.
Opinión.salcosga@hotmail.com
@salvadorcosio1