Con paso rápido, como intentando reponer el tiempo perdido, la zona metropolitana de Guadalajara pretende en unos años sobreponerse al histórico rezago en equipamiento urbano, servicios y obras magnas, con tan mala puntería que en el alocado crecimiento ha pasado por encima de leyes, planes y el sentido común y ahora está amenazada con ser arrollada por su propia carrera.
El recuento de proyectos a medias, cancelados, suspendidos o modificados, es fiel reflejo de la falta de planeación y de la improvisación en el desarrollo de la ciudad y de un modelo a largo plazo del sentido del área conurbada.
Ejemplos son muchos: la suspensión de la construcción de los Arcos del Milenio, la suspensión del proyecto de Torrena, la cancelación de la presa de Arcediano, el recorrido itinerante de la sede de la Villa Panamericana, la cancelación del museo Guggenheim, el recorrido de un lugar a otro del estadio de atletismo y un largo etcétera.
Paralelo 20 le presenta un recuento de los proyectos y obras que han marcado el ritmo de la ciudad en los últimos años. Para bien o para mal.
Festejo eclipsado
Concebidos para dar la bienvenida al nuevo milenio con una obra magna, los Arcos del Tercer Milenio cumplen una década de vida a medias.
Aunque la intención era tenerlos listos para el 2000, apenas se han construído 4 de los 6 que contempla la escultura de Sebastián, el artista que ganó el concurso para el nuevo emblema de la ciudad.
En julio de 1999 el cabildo aprobó la construcción de la gigantesca mole de 52 metros de altura y más de mil 500 toneladas de acero en 17 mil metros cuadrados que se levantaría sobre la calzada Lázaro Cárdenas en Jardines del Bosque. Entre los principales argumentos de los promotores de la obra, estaban el hecho de que la ciudad no había emprendido proyectos de este tamaño desde los sesentas cuando se hicieron Los Cubos de Matias Goeritz y La Fuente de la Hermana Agua y el Pájaro Amarillo de Fernando González Gortázar.
El principal impulsor de los arcos fue el entonces alcalde tapatío y más tarde gobernador de Jalisco Francisco Ramírez Acuña.
Los arcos amarillos fueron muy pronto un barril sin fondo y los tres primeros arcos costaron al erario municipal alrededor de 44 millones de pesos, lo que llevó al entonces alcalde tapatío Fernando Garza a suspender la aportación pública y anunciar que la escultura tendría que terminarse con dinero privado.
El cuarto arco costó 24 millones de pesos con lo que la obra hasta ahora acumularía 68 millones de pesos.
El presidente del patronato, Rolf Tiessen Favier, aclaró que aunque la obra era para recibir al milenio, ahora tienen todo este para terminarla.
La Alameda
En el patio central del ayuntamiento y a media luz, el entontes alcalde Alfonso Petersen Farah presentó “en sociedad” al proyecto de La Alameda, que no era otra cosa que las inmediaciones del Parque Morelos que había sido elegido como sede para construir la Villa Panamericana.
Sin reparar en gastos, el patronato había escogido los proyectos de destacados arquitectos con fama internacional para edificar los 13 edificios que albergarían a los atletas de la justa deportiva. La inversión: 2 mil 600 millones de pesos. Cada uno de los arquitectos elegidos, comentaría emocionado los detalles de la obra.
Tan sólo unas semanas después, el primer intento de La Alameda sería cancelado. Más tarde se harían ajustes a la inversión, modificaron el proyecto que en esta ocasión sería una gigantesca “L” mayúscula al estilo de los multifamiliares de la ciudad de México y que tendría un costo de mil 200 millones de pesos.
A la par de sus proyecciones, el municipio compraba generosamente las fincas y predios aledaños al Parque Morelos hasta que desde la ciudad de México Mario Vázquez Raña, el entonces poderoso presidente de la Organización Deportiva Panamericana (ODEPA) desechaba el centro tapatío como opción para la villa.
Cerca de 400 millones de pesos habrían sido invertidos en trabajos, demoliciones, indemnizaciones y compras a los vecinos a sobre precio de fincas de la zona.
El sitio elegido como primera opción para la villa, luce sucio y polvoriento y es tal vez el mejor ejemplo de la improvisación ya que las autoridades planeaban con la villa repoblar el centro y hoy luce desolado.
Historias a medias
A la histórica costumbre en Jalisco de dejar proyectos a medias como el “anillo” periférico que nunca se ha cerrado; o como el “anillo” interior, avenida Patria que también está inconcluso, habría que sumar otros intentos.
- La construcción de la presa de Arcediano en el punto del mismo nombre en el fondo de la barranca. Fueron desalojados los habitantes del poblado, demolida las fincas, desmantelado el histórico puente y finalmente cancelada la presa en ese paraje. En indemnizaciones, estudios y trabajos, el gobierno gastó sin embargo cerca de mil millones de pesos.
- El Museo Guggenheim se construiría en el terreno que alberga el parque Mirador Dr. Atl. Por falta de interés de autoridades e inversionistas fue cancelado. La pasada administración aprobó que el terreno no regrese al patrimonio municipal y en su lugar se construya el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo con una inversión de 30 millones de dólares.
- La construcción del estadio de atletismo para los Juegos Panamericanos se convirtió en una auténtica carrera de obstáculos. El predio inicial que el gobierno estatal compró en 80 millones de pesos en la ceja de la barranca conocido como El Disparate, hizo honor a su nombre ya que ambientalistas e investigadores denunciaron la fragilidad de la zona para construir ahí semejante obra. Por si fuera poco la compra del predio a un particular, incluía darle luz verde para construir desarrollos habitacionales de alta densidad. Pasaría después –casi en secreto—a intentar construirse en lo que fue el autódromo de los Hermanos Gallo en La Primavera, lo que inmediatamente desató polémicas por la cercanía y afectación al bosque. Finalmente y tras una multa por el derribo de árboles, fue cancelado en ese sitio y pasó a La Curva, un predio en Zapopan donde se ubica la unidad administrativa municipal.
- El Bajío. Sitio donde ahora se levanta la Villa Panamericana, este lugar es conocido por las condiciones que permiten la recarga de mantos freáticos de parte de la ciudad, es ahora bombardeado por cientos de toneladas de concreto. El primer paso lo dio el empresario Jorge Vergara con el ambicioso proyecto de un centro cultural y de negocios denominado JVC (Jorge Vergara Cabrera, su padre) que incluye el estadio de las Chivas y que supondría una inversión de 800 millones de dólares.
En el anuncio en 2003 de la obra, el empresario enumeró los encargados del complejo: Toyo Ito, japonés que se hará cargo del Museo de Arte Contemporáneo; la iraquí Zaha Hadid proyectó el hotel; el polaco Daniel Libeskind, la Universidad del Éxito; Jean Nouvel, francés, las oficinas corporativas del Grupo Omnilife; los estadunidenses Philip Johnson, Thom Mayne, Tod Williams, Alan Ritchie y Billie Tsien, respectivamente, el espacio Mundo de los Niños, El Palenque y el Anfiteatro. La española Carmen Pinós responsable del recinto ferial; los arquitectos mexicanos, Teodoro González de León, Bernardo Gómez Pimienta y Enrique Norten proyectaron la casa club, el centro de convenciones, el centro comercial y de entretenimiento y un condominio habitacional.
De todo lo planeado sólo el estadio de Chivas se ha construido y ha colapsado el tráfico en el poniente de la ciudad por la falta de infraestructura vial.