Detenerte en tu automóvil en luz roja en un crucero de Bogotá, Colombia, es un espectáculo impactante que amerita del conductor todos los sentidos alertas.
Rodeado de decenas de motociclistas, un automovilista se ve cercado por un enjambre que es muy común en las postales citadinas de la capital colombiana habitada por casi ocho millones de personas.
De acuerdo con la Secretaría de Movilidad de Colombia, circulan por la metrópoli diariamente 450 mil motocicletas, una por cada cuatro autos y nueve por cada taxi autorizado.
Según cifras oficiales, el parque de motos aumenta anualmente 30 por ciento desde el año 2003 y por eso no es extraño que en el 23.5 por ciento de los accidentes viales que suceden en Bogotá, existe una motocicleta involucrada.
Entre el 2003 y 2015, el 25 por ciento de los accidentes fatales fueron en motocicleta y también representaron el 27 por ciento de los heridos. Sólo uno de cada cuatro motociclistas resulta ileso en un accidente, pero en el 95 por ciento de los siniestros los heridos son graves y el cinco por ciento muere.
Según el departamento de Tránsito de Bogotá, en lo que va del año los conductores de estos vehículos ligeros ya acumulan 35 mil multas por infracciones frecuentes. De esta cifra, más de 17 mil fueron por incumplir normas de tránsito como circular sin casco o realizar maniobras peligrosas…
Aunque no se llega a estos extremos, en la zona metropolitana de Guadalajara marchamos en forma desbocada hacia el mismo caos al tolerar las autoridades de movilidad la proliferación de este tipo de vehículos sin ajustarse a los reglamentos.
Estadísticas del INEGI, revelan que en Jalisco hasta el 2015 había registradas unas 250 mil motocicletas, la mayoría concentradas en la zona metropolitana. Sin embargo, las autoridades en materia de vialidad reconocen que existe un subregistro por lo que los vehículos podrían superar las 300 mil unidades.
Las mismas cifras del INEGI muestran que el aumento de motocicletas se quintuplicó en el estado entre 2000 y 2015 al pasar de 50 mil a más de 250 mil.
No obstante este panorama, las autoridades de vialidad parecen rebasadas para meter en cintura a los miles de motociclistas que circulan sin atender las normas del reglamento vial.
Por ejemplo, el artículo 62 del reglamento de la ley de Movilidad y Transporte, señala que queda prohibido para los motociclistas en vehículos de menos de 250 centímetros cúbicos circular en los carriles centrales, túneles, pasos a desnivel, vías rápidas o interiores de las vías primarias; circular entre carriles y/o entre los vehículos; circular sobre las aceras o banquetas y áreas reservadas al uso de peatones, ciclovías, carriles exclusivos, preferentes o confinados al transporte público.
Y hay más, también está prohibido transportar a un pasajero en lugar intermedio entre la persona que conduce y el manubrio; transportar pasajeros o acompañantes menores de edad, que de acuerdo a su talla y peso, sean incapaces de sujetarse por sus propios medios; estacionarse sobre la acera o banqueta, ciclovías o en rampa de personas con discapacidad, de forma tal que se obstruya o entorpezca la libre movilidad y hacer maniobras riesgosas o temerarias, cortes de circulación o cambios abruptos de carril que pongan en riesgo su integridad y la de terceros.
Por supuesto que también se incluye la obligación de portar licencia, placas y el casco respectivo por cuestiones de seguridad, rosario de reglas que son en su mayoría olímpicamente ignoradas.
Si el secretario de Movilidad, Servando Sepúlveda, no se ha dado cuenta de estas violaciones flagrantes a la ley, será porque no sale con frecuencia a las calles.