En medio de la opacidad, el titular del Poder Ejecutivo de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, anunció esta semana haber sostenido negociaciones exitosas con el Gobierno de Guanajuato, encaminadas a resolver el añejo problema de distribución y abastecimiento de agua, así como la culminación de la presa El Zapotillo, que por más de 30 años ha tenido confrontadas a ambas entidades.
Alfaro Ramírez, habría acordado con su homólogo guanajuatense y funcionarios “del más alto nivel”, signar un acuerdo la próxima semana respecto a los términos de una renegociación para la redistribución de aguas de la mencionada presa y de la cuenca del río Verde, al tiempo que se pronunció confiado de que con oficio y voluntad se podrán reprogramar los recursos para finalizar la presa El Zapotillo y el sistema de la presa derivadora El Purgatorio, que resolverá el problema de abasto de agua en Guadalajara, Los Altos de Jalisco y contribuir con esto con el estado de Guanajuato.
Si bien el gobernador jalisciense asumió la responsabilidad de una negociación conveniente a nuestra entidad y que permita resolver el problema de fondo, es menester que se conozcan los pormenores de los convenios, que exista transparencia y claridad previo a cualquier firma para evitar situaciones que comprometan el abastecimiento de agua para la zona conurbada de Guadalajara y que se informen los porcentajes de agua que corresponderían a cada Estado.
No nos oponemos a que el acuerdo también favorezca a la ciudad de León, pero por encima de equis situación se debe garantizar que el vital líquido llegue a todas las poblaciones de Jalisco.
Enrique Alfaro habló de “traiciones arteras”, por parte de quienes habrían manejado la política del agua en este estado durante los últimos 30 años y que hicieron que Jalisco firmara un convenio “que afortunadamente no pasó por el congreso en el año 2005 en el que nos dejaban desvalijados en el tema del agua”,
Tenemos que recordar que el problema del agua entre Jalisco y Guanajuato data de la época del gobernador Guillermo Cosío Vidaurri, quien en 1987 impulsó un proyecto para aprovechar el caudal del Río Verde, pero intereses mezquinos y políticos le impidieron ver la luz y solo quedó en una buena propuesta que no prosperó. El complejo denominado “La Zurda Calderón” que contemplaba la construcción de cuatro presas no llegó a buen puerto debido a la falta de apoyos de la federación, apenas y se pudieron edificar dos presas; una en Cañadas de Obregón y la Elías González Chávez.
Posteriormente, en el Congreso del Estado, siendo gobernador Alberto Cárdenas Jiménez, los diputados de la que fuera mi fracción nos opusimos al crédito japonés que proponía el mandatario por tratarse de un proyecto de 7 mil millones de pesos que únicamente le daba un metro cúbico de agua a Guadalajara, la mitad para saneamiento y la mitad para abastecimiento, con un costo muy alto cuando por un poquito más de eso se podían construir las dos presas faltantes de La Zurda Calderón, pero había una terquedad de no continuar y no usar lo que fue hecho por el gobernador Cosío.
Al final convenimos dividir lo que era para abastecimiento quedó pendiente y lo que era para saneamiento se aprobó pero no se ejerció. Después de eso el proyecto se enterró y vino el que conocemos, el que aprovecha los caudales del Río Verde y viene el tema del reparto de los caudales.
Hasta hace algunos meses, Alfaro Ramírez, aseguraba que como autoridades no se moverían de la posición que han defendido siempre en el sentido de que la presa debe quedar a 80 metros, que con esa cortina se debe de garantizar primero agua para Los Altos de Jalisco y Guadalajara, para después ver lo de Guanajuato, pero también se tiene que garantizar la puesta en marcha del sistema de El Purgatorio para poder garantizar que el agua llegue a la ciudad.
Como ya mencionaba, el de Jalisco y Guanajuato es un añejo conflicto que ha permitido suscribir cualquier cantidad de acuerdos, convenios, proyectos, iniciativas y propuestas, que han marcado el tortuoso transitar sin que hasta hace un par de días se contara con una opción viable para resolver el tema del agua para Guadalajara y para solucionar a los jaliscienses que se ubican en la zona de Los Altos una exigencia y una obligación de la autoridad de brindarles lo que por derecho les corresponde.
Afortunadamente Enrique Alfaro tiene el panorama claro y está consciente qué es lo mejor para los habitantes de la zona de Los Altos y los jaliscienses en general. Por ello, ahora más que nunca deseamos que tenga un manejo excelso en la ruta de la negociación con el Gobernador de Guanajuato. El tema está sobre la mesa y habrá qué ver posturas, formas, y el manejo político que darán los dos personajes a un asunto que es fundamental para los jaliscienses.
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