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¿A dónde va el Brexit?

La Cámara de los Comunes británica, ejemplo entre las grandes democracias del mundo, atraviesa sus horas más ríspidas con el bloqueo del ‘brexit’. El Parlamento británico no ha sido capaz de llevar adelante el resultado del referéndum votado el 23 de junio del 2016 en el que el 51.9% de los electores eligieron salir de la Unión Europea, contra un 48.1% que votaron quedarse.

El Parlamento ha votado que no quiere salir con el acuerdo negociado con la UE, tampoco quiere salir por la libre y sin acuerdo previo, y tampoco tiene claro para qué precisan una prórroga si ya han votado dos veces ‘no’ a las opciones posibles.

El fracaso de los Comunes tiene su origen en el pecado original del referéndum. Este se organizó para dar voz al pueblo sin tener un plan realista de salida de la UE. La campaña electoral se basó en que ser un Estado miembro minaba la soberanía británica, por lo que el brexit permitiría un mayor control de la inmigración, una mejor posición británica para negociar acuerdos comerciales y una liberación de la regulación y burocracia comunitaria. Todas estas premisas se vio posteriormente que eran falsas. Como también se supo que la injerencia rusa en la campaña y el uso de las ‘fake news’ fueron claves para inducir un clima de opinión favorable al ‘brexit’ en la ciudadanía.

En este callejón sin salida, el Parlamento británico sigue sin querer ni oír hablar de un segundo referéndum. Pero este sábado cientos de miles de personas lo han reclamado en Londres en una masiva manifestación bajo el lema ‘En manos de la gente’. En paralelo, una iniciativa que pide que se detenga el ‘brexit’ suma ya más de 4 millones de firmas en internet.
El brexit se retrasó y, eventualmente, podría cancelarse. Pero ya le ha hecho un gran daño a la economía del Reino Unido.

La votación para abandonar la Unión Europea (UE) en junio de 2016 hizo que la libra se debilitara drásticamente y les abrió la puerta a años de incertidumbre que ha reducido la actividad económica y ha provocado una caída en la inversión.

La economía es ahora un 2% más pequeña de lo que habría sido si el Reino Unido hubiera elegido permanecer en el bloque, según el Banco de Inglaterra. La producción económica perdida desde el referéndum tiene un valor de alrededor de 800 millones de libras (mil millones de dólares) por semana, o 4.7 millones de libras (6 millones de dólares) por hora.

Las consecuencias económicas se han acumulado a pesar de que aún no se han producido cambios estructurales en la relación comercial de Gran Bretaña con las naciones de la UE o con el resto del mundo.

Gran Bretaña ha continuado vendiendo bienes y servicios en la Unión Europea, su mayor socio comercial, mientras que los políticos trabajaron para negociar el divorcio. Ha sido fácil para las empresas del Reino Unido contratar trabajadores de la UE y mantener cadenas de suministro que crucen las fronteras nacionales.
Sin embargo, no ha habido claridad sobre los términos del comercio futuro en el Reino Unido durante casi tres años, lo que dificulta que las empresas planifiquen para el futuro. Las inversiones se han retrasado o cancelado y muchas empresas han invertido millones en planificar para el peor de los casos: un brexit desordenado.

Con la política del Reino Unido en caos, todavía hay un riesgo de que el país deje a la Unión Europea sin un acuerdo de transición para proteger el comercio. El Banco de Inglaterra ha dicho que las consecuencias de ese escenario serían peores que la crisis financiera de 2008. La gran desaceleración del brexit.

El Reino Unido era la economía del G7 de más rápido crecimiento cuando los votantes acudieron a las urnas en 2016. La acción de emergencia del Banco de Inglaterra le ayudó a la economía del Reino Unido a evitar la recesión que algunos habían pronosticado seguiría a un voto a favor del brexit, y el desempleo sigue siendo muy bajo.

Pero aún así el país cayó al final del ranking del G7. El crecimiento económico se ha desplomado de un ritmo de alrededor 2% anual a menos de 1% hoy en día.

La inversión de las empresas del Reino Unido se estancó después del referéndum y luego se hundió un 3.7% en 2018. Mientras tanto, el resto del G7 ha visto crecer la inversión empresarial alrededor del 6% anual desde la votación.

Y la confianza empresarial en Gran Bretaña se ha desplomado al nivel más bajo en casi una década.
El dolor también lo han sentido los hogares. La libra se desplomó 15% frente al dólar después de la votación de 2016, lo que elevó el precio de los bienes importados. Eso estimuló la inflación y contribuyó a una disminución en el valor de los salarios de la gente.

Los ejecutivos han reaccionado ante la incertidumbre al intentar que sus negocios sean a prueba del brexit.

Muchos bancos han instalado nuevas oficinas en Alemania, Francia, Irlanda y otros países de la UE para salvaguardar su negocio regional después del brexit. Las empresas de servicios financieros también tienen que mover activos sustanciales para satisfacer a los reguladores de la UE. Los activos con un valor de al menos 1 billón de libras (1.3 billones de dólares) están saliendo del país.

Las empresas manufactureras, que necesitan que sus cadenas de suministro funcionen sin contratiempos, también han hecho cambios.
El escenario más peligroso, un Brexit desordenado, todavía podría pasar.

Los líderes de la UE concedieron el jueves al Reino Unido un breve plazo para el brexit, pero el país aún podría quedar fuera del bloque a menos que los legisladores del Reino Unido acuerden un camino a seguir.

Los principales funcionarios de la Confederación de la Industria Británica y el Congreso de la Unión de Comerciantes dijeron el jueves que Gran Bretaña se enfrenta a una “emergencia nacional” si los políticos permiten que eso suceda.

opinion.salcosga@hotmail.com
@salvadocosio1

• Salvador Cosío Gaona

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Es Abogado por la U de G, con estudios de posgrado en Administración Pública, Economía Política, Economía del Sector Publico, Administración Municipal, Finanzas Publicas, Administración y Desarrollo de Recursos Humanos, Financiamiento para el desarrollo y Políticas Publicas, en diversas instituciones. Tiene el Grado de Doctor en Derecho con la distinción Maxima Cum Laude en la Universidad Complutense de Madrid en España.

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