En política jamás es demasiado pronto para hacer pronósticos y plantear futuros escenarios. Echar un vistazo a las actividades de los actores del poder resulta, por decir lo menos, una de las labores básicas del ejercicio opinante.
Una vez trascurridos los primeros cien días del gobierno de Enrique Alfaro, lo único que podemos dar por cierto, es que al líder del partido naranja le aguardan los más grandes desafíos que nunca antes haya enfrentado un mandatario en Jalisco; pero no sólo eso, sino que con la llegada a la cúspide de sus aspiraciones políticas, comenzó también el declive de una expresión multipartidista y pragmática que se antojaba que daría para más, sin embargo, con él inició y con él acabará. El Partido Movimiento Ciudadano ingresó a una cuenta regresiva. El sueño de continuar con una historia de triunfos se esfuma al ritmo de un enorme e inevitable desgaste.
A ello, hay que agregar que en las filas emecistas no hay condiciones para que alguien se atreva a construir un proyecto propio al margen de su jefe máximo; pero por si faltara algo, la figura de Andrés Manuel López Obrador es tan fuerte, que las encuestas, más pronto de lo que imaginamos, mostrarán otros nombres y apellidos gracias a su arrastre.
Así las cosas, bien vale la pena atender con mucha objetividad la labor del ex candidato morenista, Carlos Lomelí. No hay sitio al que acuda el delegado de los Programas para el Desarrollo que no esté abarrotado. En términos reales, se convirtió –en muy poco tiempo- en un emisario de las buenas noticias para una importante base social. Anunciar y llevar los apoyos de la federación a quienes más lo demandan, le ha redituado de una manera que incluso no logró durante la campaña.
Alguien cuestionará que es demasiado prematuro para hacer una afirmación de tal naturaleza, ante lo que yo puedo responder que sólo basta con mirar el grado de entusiasmo con el que es recibido por diversos sectores en distintas comunidades de la entidad.
Guste o no, Lomelí Bolaños se perfila para ocupar la vacante que en su momento dejaron tanto el PRI como Acción Nacional.
Ahora bien, es claro que uno de los principales retos que tiene el partido Morena en Jalisco es desarrollar liderazgos y cuadros que trasciendan las coyunturas afortunadas; para nadie es desconocido que en su bancada legislativa y en los cabildos hay quienes figuran más por su insolvencia profesional que por su capacidad política.
De cualquier forma, y a pesar de ello, hay que admitir que en el horizonte no se observa a alguien que pueda surgir con la fuerza y el respaldo suficientes.
Por supuesto que Pablo Lemus se ha consolidado como el mejor alcalde del área metropolitana, pero el calendario político-electoral le resulta desfavorable; en todo caso, si es que se decide de una vez por todas y toma la decisión definitiva de sumarse a López Obrador, entonces las circunstancias podrían beneficiarle para ocupar una posición estratégica en el mediano plazo.
No obstante lo anterior, lo más probable es que el camino rumbo a un espacio definitorio en el 2021 es el que hoy recorre el doctor Lomelí, quien dicho sea de paso, tiene frente a sí dos tareas fundamentales para dar cuerpo a su legítima aspiración: una, integrar un equipo del más alto nivel en la estructura federal del Estado; y la otra, evitar equivocaciones que erosionen el suelo por el que transita.
De lograrlo, nada ni nadie podrá impedir que alcance sus metas y objetivos.
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