En el centro de la polémica un nuevo tema divide a los mexicanos; esta vez se trata de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM). Este asunto ha vuelto a confrontar, polarizar y radicalizar las posturas de hombres y mujeres que al igual que durante la campaña electoral que concluyó el pasado 2 de julio, ha dividido, aún más, a un país que cada vez se antoja más difícil que se pueda unificar para caminar juntos en una misma dirección. No se ve por dónde se puedan conciliar posturas aún cuando nos queda claro que todas las posiciones creen que la suya es lo mejor para México.
En este caso se enfrentan dos proyectos, Texcoco y Santa Lucía. El primero, es el proyecto estrella del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, que por cierto está por concluir su mandato el próximo 1 de diciembre. El segundo es la opción del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, quien asumirá el próximo 1 de diciembre.
Esa ambiciosa edificación del presidente Peña ha sido polémica prácticamente desde el anuncio de su construcción, en septiembre de 2014. El presupuesto original de la obra fue de 169 mil millones de pesos, unos 12 millones y medio de dólares según la cotización de ese año. La construcción ocupa 4.400 hectáreas del lecho del antiguo lago de Texcoco, a 15 kilómetros del centro de Ciudad de México, que son propiedad del Gobierno Federal. De acuerdo con el Grupo Aeroportuario de Ciudad de México (GACM), responsable del proyecto, a la fecha se han construido allí parte del edificio terminal y la torre de control. También se realizó la cimentación de las tres pistas que incluye la primera etapa de su funcionamiento y se construyó el muro que rodea el proyecto. Y si avance es de 32 por ciento según ha mencionado el secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza.
Por su lado, el proyecto del Aeropuerto Internacional Santa Lucía, se estima tendrá un costo de 70 mil 342 millones de pesos, algo así como 3 mil 600 millones de dólares. El proyecto del presidente electo, consiste básicamente en construir dos pistas -una de 5,1 km y otra de 4,6 km-, un edificio terminal con 33 posiciones y una torre de control en la base militar de Santa Lucía, para complementar el actual aeropuerto Benito Juárez capitalino. Esa terminal aérea de Santa Lucía estaría conectada al actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México por un tren rápido, y también tendría acceso al distribuidor vial del Circuito Exterior Mexiquense.
La obra del NAIM ha sido reiteradamente objeto de críticas por parte de Lopez Obrador, pero durante la pasada campaña electoral fue más allá, y entre sus propuestas se comprometió a cancelar su construcción por considerar que existe evidentes casos de corrupción toda vez que los costos se han disparado. En este asunto radican algunas de las discrepancias entre los dos gobiernos; el entrante y el saliente. Por ejemplo, el actual Secretario de Comunicaciones y Transportes asegura que se han gastado 100 mil millones de pesos, mientras que Javier Jiménez Espriú, designado por López Obrador como futuro secretario de esa misma dependencia, refiere que la inversión real es de 60 mil millones de pesos. Según el equipo del presidente electo el costo del proyecto virtualmente subió hasta 285 mil millones de pesos. El actual secretario asegura que la construcción lleva un avance de 32 por ciento, en tanto el entrante asegura que solo va al 30 por ciento.
Mientras que la cancelación del aeropuerto se vio como promesa de campaña no provocó mayor escorzor entre sus opositores, pero una vez que el tabasqueño ganó la Elección y ya como presidente electo reiteró su posición de frenar la construcción del NAIM, comenzó a ser cuestionada por empresarios, analistas y funcionarios del gobierno actual.
El Grupo Financiero Citibanamex realizó un análisis y declaró que suspender las obras en Texcoco sería “el error de octubre”, en alusión a la crisis económica de 1995, que se conoció como “El error de diciembre” pues el problema empezó en ese mes de 1994.
El pasado 16 de julio, el presidente electo convocó a una consulta nacional sobre el NAIM, la cual, con un costo de 1.5 millones de pesos de aportaciones voluntarias de legisladores y senadores, se celebró del jueves 25 de octubre al pasado domingo 28. Durante los cuatro días este ejercicio recibió fuertes señalamientos y cuestionamientos desde prácticamente todos los sectores. Entre las irregularidades denunciadas se encontraban que la misma fuese organizada por un partido político, que ellos mismos definieran la ubicación de las casillas para votar, que su misma gente fuera la que recibiera los votos, los contara y resguardara, sin contar las denuncias subidas a redes sociales donde presuntamente se advierten urnas embarazadas y gente votando más de una vez.
Al final del día domingo, se dio a conocer el resultado de la consulta denominada “México Decide”, arrojando cómo claro vencedor el proyecto de Santa Lucía en lo que fue un inédito ejercicio de participación ciudadana. 310 mil 463 personas votaron por continuar el aeropuerto de Texcoco (el 29%), y 747 mil votaron a favor de Santa Lucía (69%), de acuerdo con los registros de 98.18% de las casillas instaladas; 2 mil 722 votos fueron anulados.
La mañana de este lunes, en rueda de prensa, Lopez Obrador dio a conocer que se impondrá la decisión del pueblo, motivo por el cual, anunció la cancelación de la construcción del NAIM, la obra pública más grande de las últimas décadas.
Tras la confirmación por parte del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, de que los resultados de la consulta participativa serían respetados y se atendería la voluntad de la gente que salió a emitir su voto para decidir si debía o no continuar la construcción del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM), las reacciones desde prácticamente todos los sectores no se hicieron esperar, lo mismo que las opiniones de propios y extraños, para continuar así con esa polarización ya tan característica entre los mexicanos que dividen opiniones en la mayoría, sino es que, en todos los temas.
MERCADOS FINANCIEROS
La Bolsa Mexicana de Valores (BMV) perdió 4.2% o 18,000 millones de dólares en valor de capitalización. El dólar por su parte, previo a la conferencia de prensa en la que se hizo el anuncio oficial, operaba en 19.80 pesos. Tras el mensaje, el billete verde opera en las 20.0980 unidades, una caída para la moneda mexicana de 3.82 por ciento. La empresa calificadora Moody’s deja bonos del proyecto por ser inversión especulativa. Moody’s bajó la calificación de Baa1 a Baa3 del fideicomiso Nafin F/80460 por 6,000 millones de dólares. Explicó que los pasos siguientes a partir de la decisión de la administración entrante no parecen claros.
El CI Banco, opinó que la cancelación del NAIM «no significa una inminente crisis, pero se espera que las caídas en los activos denominados en pesos mexicanos se puedan profundizar”. La institución financiera indicó que, hasta el momento, la reacción de los mercados ante el resultado de la consulta ciudadana que se inclinó por Santa Lucía, es negativa, pero todavía no muy significativa.
La eventual cancelación del proyecto del NAIM en Texcoco no afecta a las inversiones que realizaron las Afores en este proyecto y, por lo tanto, los recursos de los trabajadores están salvaguardados, aseguró la Asociación Mexicana de Administradoras de Fondos para el Retiro (Amafore).
En un comunicado, aclaró que los trabajadores deben estar tranquilos respecto a su ahorro, pues los instrumentos utilizados por las Afores para esta inversión, Fibra-e y Bonos, están respaldados con el cobro del Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA), es decir, por el flujo de pasajeros.
“Así, la inversión de su ahorro cuenta con garantías suficientes para recuperar el capital más un rendimiento superior a la inflación”, abundó.
EMPRESARIOS
Evidentemente, la iniciativa privada fue uno de los sectores que mayormente emitió reproches. El titular del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Juan Pablo Castañón, señaló que se lanza un mensaje grave de incertidumbre a los mercados internacionales. En representación del sector empresarial del país, opinó que la consulta no puede ser el fundamento para revertir una decisión de Estado, tomada por el actual gobierno del presidente Enrique Peña Nieto y que se ha estudiado durante los últimos 20 años.
Los empresarios amagaron con emprender acciones legales. Castañón señaló que aunque el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, asegura que se respetarán contratos e inversiones hechas en la obra de Texcoco, no se tiene claro cuáles serán los mecanismos para hacerlo ni lo que ocurrirá con los trabajadores en la obra. Castañón dijo que la cancelación del NAIM implica la pérdida de 46 mil empleos, además de que el costo real de la cancelación será de entre 100 y 120 mil millones de pesos.
En contraparte, el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, aseveró que la posibilidad de una crisis económica por efecto de la cancelación del Nuevo Aeropuerto es una «lectura exagerada». Detalló que si bien hubo una reacción de mercados, «claramente fue eso, una reacción, todavía no es una tendencia».
Expuso que en los últimos dos años y medio el mercado ha mostrado «sorpresas» y que el nivel del peso ha llegado a niveles que la sanidad y la realidad económica del país no sustentaba, y que pese a ello, regresó a niveles accesibles.
Los partidos políticos opositores a Morena, como era de esperarse, se pronunciaron en contra de la decisión del presidente electo. El PRI, el PAN y el PRD descalificaron el proceso de la consulta por las fallas mismas que presentó y por haber sido organizada por el equipo de transición, pues, en la opinión del PRD “no se puede tener certeza de la participación real de las y los ciudadanos cuando una consulta es realizada solamente por la militancia de un partido político como lo es “MORENA”.
En tanto, El frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (integrado por representantes de los pueblos aledaños a la obra del NAIM), que denunció los daños ambientales de la obra, celebró la decisión de la consulta.
El Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) anunció que las obras del NAIM continuarán hasta el 30 de noviembre, a la espera de recibir un anuncio oficial de la cancelación del proyecto en Texcoco, o bien una orden para seguir con la construcción.
EL EJECUTIVO
El presidente Enrique Peña Nieto afirmó que la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México en Texcoco continuará al menos hasta el próximo 30 de noviembre cuando concluye su administración y en caso de que se concrete la cancelación que anunció el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, habrá de asumir el nuevo gobierno el pago de indemnizaciones que no sólo implicarán la utilización de la Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA), sino recursos adicionales del presupuesto.
LA PRENSA EN EL MUNDO
Los diferentes medios de comunicación de todo el mundo dieron puntual atención y seguimiento a lo ocurrido en México:
La agencia de noticias económicas Bloomberg informó de la bajada de los indicadores económicos relacionados con México a raíz de la cancelación del NAIM. La caída del 2.5% del peso, “la peor desde la elección de Donald Trump”; de los intereses de los bonos del aeropuerto que vencen en 2047, y de los operadores aeroportuarios, con un 6.5% de pérdida del Grupo Aeroportuario del Centro Norte, “la mayor caída desde 2013”.
La BBC del Reino Unido explicaba que el Aeropuerto Internacional de Santa Lucía tendrá un costo de 70,342 millones de pesos (mdp); tardará dos años en construirse y, además de las dos pistas, incluirá un hotel de 310 habitaciones y un tren rápido para conectar la terminal con el actual aeropuerto, entre otros.
Para el periódico español, El País, la consulta marca un antes y un después del mandato de López Obrador, un “hombre que aún no ha llegado a la presidencia pero que ya muestra su poder”. Afirma que el NAIM es uno de los proyectos de infraestructura más ambiciosos de América Latina, pero que AMLO “prefirió trasladar el costo a una polémica consulta ciudadana que duró cuatro días”.
El portal digital del Times de Los Ángeles explicó que los mexicanos votaron “abrumadoramente” en favor de abandonar el proyecto del NAIM y optaron por un nuevo aeropuerto “más barato y menos grandioso”. Según explicaba, la consulta obedece a la voluntad de López Obrador de dejar a los ciudadanos que decidan su futuro. En cuanto al NAIM, afirma que el presupuesto inicial aumentó de 10,000 mdd a 13,000, de los que 5,000 mdd ya se han invertido en la construcción.
La agencia Russia Today se fija en la colaboración del gobierno francés en el análisis de la viabilidad de los dos aeropuertos. AMLO afirmó que pidió ayuda a una agencia especializada de Francia para analizar si era posible operar los dos aeropuertos. El informe final le llegó de la mano del embajador francés en México. Junto con el estudio, había también una carta del presidente Emmanuel Macron. “Me dice el presidente Macron en un párrafo: la rapidez con la que hemos respondido a sus solicitudes en especial en el ámbito aéreo da muestra hasta qué punto queremos que la intensificación de la relación franco-mexicana sea prioritaria”, informa RT, citando las palabras de López Obrador.
El portal qatarí Aljazeera, también se sumó al tema y comentaba el contexto en el que se llevó a cabo la votación. Afirmaba que aunque el 69% rechazó el proyecto del NAIM, “la participación fue extremadamente baja con sólo 1 millón de personas en un país de 129 millones de votantes”. Destacó que el Instituto Nacional Electoral (INE) no participó en la consulta y que los partidos de la oposición se quejaron de que ésta no siguió las normas adecuadas.
El tema de la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México que se llevó los titulares del mundo, que movió los mercados financieros, que despertó la furia del sector empresarial y exacerbó los ánimos de los mexicanos, de por sí lastimados en la pasada campaña electoral, es indudablemente un asunto complejo en el que cada polo considera tener su verdad, su razón y la defiende con uñas y dientes. Tendremos que estar muy atentos con este tema, los empresarios han dado “una oportunidad” a AMLO para que reconsidere su postura, ya veremos si el tabasqueño, que cree vehemente que le asienta la razón, está dispuesto a mover su postura o si como ya lo advirtió, dejará de manifiesto que “hay una división desde ahora, clara; hay una frontera entre poder económico y poder político”.
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