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«Juanitas» y «Manuelitas», entre la ilegalidad y la inmoralidad

“No vamos a permitir simulaciones”, “No estamos frente a un hecho de una justicia o de una injusticia, estamos ante una abierta ilegalidad y una simulación que pretende vulnerar el principio de paridad establecida en la propia Constitución”, Lorenzo Córdova, Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral

A casi 10 años del surgimiento del fenómeno político denominado “Las Juanitas”, que no es otra cosa más que una leguleyada de los partidos políticos para hacer acceder a sus candidatos varones a los puestos públicos de elección popular supliendo a las candidatas del género femenino, hace unos días se registró una nueva maniobra fraudulenta en el estado de Chiapas, donde 43 ganadores a las diputaciones, regidoras y diputadas plurinominales renunciaron a su cargo para ser sustituidas por varones, recurso al que esta vez se les llamó “Las Manuelitas”, en clara alusión a lo que habría sido una presunta imposición del gobernador de esa entidad, Manuel Velasco Coello. A escasos días de que en Jalisco se tome protesta a presidentes municipales y regidores de los 125 municipios del Estado, podríamos ser testigos de un nuevo ardid político, uno que al parecer está “cantado” en el municipio de Tenamaxtlán, donde se presume renunciará la presidenta municipal electa para que un varón tome su lugar. Sin contar lo que pueda ocurrir en el resto de los cabildos e incluso en el mismo Congreso del Estado de Jalisco, donde podrían registrarse “renuncias sorpresivas” de mujeres, obviamente, para ser remplazadas por figuras del género opuesto. ¡Ya veremos!

Las Juanitas surgieron durante las elecciones de 2009, cuando se conoció que el candidato por el Partido del Trabajo, Rafael Acosta Ángeles, apodado Juanito prometió renunciar a favor de Clara Brugada en caso de ganar las elecciones al puesto de jefe delegacional de Iztapalapa. El caso fue muy sonado en todo el país, por ello, cuando en la primera sesión de la LXI Legislatura del Congreso de la Unión, se presentaron una serie de licencias para abandonar el cargo por parte de diez diputados electos (ocho eran mujeres) la lectura que se hizo fue que era un caso similar al de Iztapalapa con Juanito, por lo que a ese fenómeno de las 8 diputados que dejaban su lugar para que accedieran varones se les llamó “Las Juanitas”. Por cierto, varios de los suplentes eran líderes sociales, miembros de la iniciativa privada y extrabajadores de medios de comunicación. Si bien no se viola el reglamento electoral en cuanto a la cuota de género, si queda en evidencia la facilidad con la que los partidos políticos pueden torcer los reglamentos y emprender maquiavélicas acciones para salirse con la suya.

En el caso de las Manuelitas, a pesar de que declararon haber renunciado voluntariamente, posteriormente quedó en evidencia que algunas de ellas fueron engañadas. De acuerdo con publicaciones periodísticas, se les informó que habían perdido la elección y debían firmar sus renuncias en Tuxtla Gutiérrez, para lo cual las hicieron viajar 4 horas. A los medios de comunicación les llamó la atención la cantidad de renuncias en masa, lo hicieron público y las mujeres supieron que habían ganado y que habían sido engañadas. La renuncia que firmaron respondía a un evidente caso de violencia política de género. Atinadamente las instituciones electorales se movilizaron para tomar en sus manos el asunto y darle seguimiento. Aunado a ello, los diputados del Congreso de la Unión aprobaron un exhorto al Instituto Nacional Electoral (INE), al Tribunal Electoral, a los organismos públicos locales y electorales y a la Fiscalía de Chiapas para garantizar los derechos y prerrogativas político-electorales de las mujeres en Chiapas y castigar la violencia política.

Ahora bien, en Jalisco estamos a un par de días de que asuman los nuevos ediles y ya de entrada se menciona con seguridad un caso de Juanitas, Manuelitas o ya veremos si habrá un nuevo mote para referirse a este fenómeno. En el municipio de Tenamaxtlán, ya todos hablan de que la presidenta municipal electa, Yolanda Meza Zepeda, postulada por la coalición “Por Jalisco al Frente”, conformada por el PAN, MC y PRD, presentará su renuncia de inmediato para dar paso a un varón, sí el que hizo campaña, el que tocó puertas, el que regaló propaganda, mientras ella aparecía en la boleta. Habrá que estar muy pendientes de este caso, pero también de otros que pudieran registrarse; el método, la estrategia, la transa, o como se le quiera llamar ya se conoce, y veremos qué partidos y coaliciones tienen planeado jugar chueco tanto en los cabildos como en el Congreso del Estado de Jalisco.

El tema de las Juanitas y Manuelitas debe ser analizado desde varias aristas; en primera instancia desde el tema legal. Será necesario que los legisladores e integrantes de los órganos electorales se dediquen a revisar detenidamente esta situación para evitar que una y otra vez los astutos partidos políticos sigan jugando chueco con el único fin de colocar a los varones en los cargos de elección popular dándole la vuelta a la cuota de género obligatoria que marca el reglamento electoral. Debe haber sanciones ejemplares y no solo para las instituciones políticas sino a los propios candidatos que se presten a este tipo de leguleyadas porque, si bien es cierto, existen casos como en el que se aprovechan de la ignorancia, desconocimiento o buena voluntad de las mujeres, tampoco podemos cerrar los ojos y presumir que no existe complicidad de su parte, que no son sabedoras de la negociación o de la estrategia y simplemente acceden porque así se los ordenan o porque no tienen otra opción. El jefe es el que da las órdenes y toca obedecer.

Por otra parte, es pertinente revisar este fenómeno desde el punto de vista moral; no es corto el camino que han transitado las mujeres para ir escalando posiciones y acceder a puestos que antes eran inalcanzables para cualquier representante del género femenino. Muchas mujeres han dado la pelea en diferentes escenarios para que se les reconozca su trabajo, su talento, sus capacidades y destrezas, para que devenguen salarios igualitarios que los varones, para aparecer en las boletas electorales, para tener equidad en los Congresos, en los cabildos, en los gabinetes de Gobierno. En dónde queda entonces la moral de quienes convenian al interior de sus partidos para hacer trampa. Para que ese puesto por el que han luchado tantas féminas sea cedido a “alguien” que no tiene mayor mérito que ser varón y ser un compromiso de quien lo ordena.

• Paralelo Veinte

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