Salvador Cosío Gaona. Al llegar a su fin la campaña electoral 2018, quedan atrás un sinfín de lecciones, historias personales, de equipos, de partidos, de liderazgos, de ciudadanos que vieron a sus candidatos ganar y a otros quedarse en el camino. Quedará mucho por analizar más hay asuntos que no deben ser postergados y habrá que exigir se emprendan de inmediato en aras de la aspiración a que Jalisco recupere liderazgo y grandeza, y se reconduzca a la ruta adecuada procurando orden y calidad de vida y en ese entendido la sociedad y los actores políticos debemos mantenernos vigilantes del actuar de nuestros actuales gobernantes y de quienes en breve asumirán la responsabilidad, a fin de exigirles la tranquilidad y seguridad que merecemos los jaliscienses, y de esa forma lograr desarrollo sostenible, crecimiento económico y cohesión social.
Vivimos un proceso intenso en que la ciudadanía participó de manera importante para dejarnos saber que los errores y los aciertos suman a favor o en contra y así, empoderada, se hizo presente de manera profusa en las casillas; sabedora de lo que estaba en juego, pues se aproximaba a emitir una decisión fundamental para el país.
A nivel nacional, la gente decidió mayoritariamente que, en su tercer intento Andrés Manuel López Obrador merecía la oportunidad de llevar las riendas del país y decidió generar un cambio de partido en el Gobierno.
No hay mucho que ahondar en las razones, la historia la conocemos todos, el gobierno de Enrique Peña naufragó, no pudo afianzarse ni lograr que la mayoría del pueblo aceptara sus Reformas, no las consolidó y no podemos todavía juzgarlas, aunque hemos sido testigo de efectos negativos primarios que pegan a la sociedad, principalmente en lo económico y enmarcado en la inseguridad. Solapar los escándalos de corrupción a cargo de gobernadores priistas, aunado a los propios y a los de su esposa, no fueron perdonados por la sociedad.
En Jalisco, se presentó un proceso estigmatizado por una transición con un efecto similar al de Peña en la figura de Aristóteles Sandoval; al actual gobernador, si bien se le pueden señalar muchos aspectos positivos de su gobierno hay varios temas en que es clara la ineficacia e incluso corrupción, tales como la seguridad, el servicio público de salud y la gestión ambiental; fue arrastrado de igual forma por el hartazgo de la gente que no perdonó a la marca de su partido los escándalos de corrupción, y aun siendo un personaje sin tacha, con su voto la sociedad rechazó al candidato postulado por el PRI e impidió fuere Miguel Castro quien lo relevara en el cargo como tampoco aceptó la decisión de Lòpez Obrador que postuló como aspirante a Carlos Lomelí. Los jaliscienses sufragaron por entregarle la gubernatura a Enrique Alfaro Ramírez quien logró el fruto de un proyecto que inició 9 años atrás. A nuestro futuro Gobernador, le digo que están a su disposición y de los jaliscienses los planteamientos realizados a lo largo de la campaña, muchos de ellos de avanzada y que conforme a su promesa públicamente expresada es de exigirle valore para tomar en consideración los más adecuados para tener éxito al gobernar Jalisco, en temas tan sentidos como seguridad, justicia, reinserción social, anticorrupción, inclusión, desarrollo económico, gestión y justicia ambiental, infraestructura, fomento a la educación con visión tecnológica y desarrollo regional entre otros.
Me quedo con la satisfacción del deber cumplido, la conciencia tranquila y el sentimiento de haber hecho lo que debía al entregar mi mejor esfuerzo en este proceso que resultó por demás exigente y exhaustivo pero de una gran riqueza en experiencias, en sentimientos, en conocimiento, en imágenes, y en momentos singularmente gratificantes.
En estos tres meses visité los 125 municipios, y no sólo cabeceras municipales, ya que estuve también en rancherías, delegaciones y agencias, pueblos y ciudades medias, cruzando sierras y ríos, en todo tipo de caminos sin escatimar trabajo para llegar hasta rincones del estado donde la gente está abandonada y olvidada por gobiernos y gobernantes. Observar a jaliscienses que carecen de Derechos Humanos básicos como servicios de salud, educación y agua potable fue sin duda de los episodios más dolorosos que experimentamos. Llegar a esta gente para satisfacerle sus principales necesidades debe ser una de las asignaturas más urgentes que corresponderá atender al nuevo gobierno.
Me quedo con las imágenes impactantes de la bella tierra Jalisciense tan rica en recursos naturales y a la vez tan agradecida y bondadosa aún con el terrible daño que le hacemos, me quedo con ese buen trato de la gente, su amabilidad para escuchar, para abrir sus puerta y dar la mano, para acompañarnos incluso en días de lluvia.
Me despido del proceso 2018 como aspirante a Gobernador agradecido con el cúmulo de gente que confío y creyó en el proyecto; pero como ciudadano responsable habré de respaldar a nuestros nuevos gobernantes, pero sin ser negligente, me encargaré como siempre, de señalar lo señalable, criticar lo criticable y aplaudir lo plausible, seguiré haciendo política desde diversas trincheras sociales, convencido que es la buena política la mejor herramienta para ser útil, tal como me inculcaron mis padres, abuelos y grandes maestros. Bien decía mi Madre : ‘Servir en forma voluntaria es dar a la sociedad más de lo que la vida nos ha dado’.