Óscar Ábrego. No son pocos los que consideran que la arenga de Enrique Alfaro para refundar Jalisco es una exageración. Hay quienes incluso, sostienen que hablar de la refundación de Jalisco es un exceso ridículo que atenta contra la inteligencia de los electores.
Es cierto -sobre todo por el tono que suele utilizar al hablar- cuando el abanderado del partido Movimiento Ciudadano proclama que encabezará la refundación de Jalisco, pareciera que sólo se trata del quid de una estrategia mediática para atraer la expectativa de los votantes.
Sin embargo, más allá de las tácticas y las técnicas de comunicación que forman parte de la estratagema de Alfaro Ramírez, en lo personal, coincido en la necesidad de replantear la manera en que hemos venido trazando nuestra visión de Estado. Si bien Jalisco ha dado pasos hacia adelante en algunos ámbitos, también resulta imperativo que pongamos sobre la mesa nuevas propuestas para resolver las grandes y graves asignaturas pendientes de nuestra agenda estatal.
Ahora bien, claro que no puedo estar de acuerdo en que la gran transformación de nuestra entidad tenga como eje a un partido político o a su candidato; si vamos a hablar de refundar Jalisco, entonces tenemos que hacerlo con mucho cuidado, es decir, con mucha responsabilidad.
Si es verdad que Alfaro busca reorientar el rumbo de Jalisco, entonces, primero, tendría que abandonar la idea de que él y su grupo cercano son los únicos que poseen la patente de la fórmula para lograrlo. De inicio, ningún pueblo en la historia de la humanidad, ha podido refundarse a partir de una ocurrencia individual; por el contrario, las verdaderas transformaciones siempre van acompañadas de dos factores fundamentales: por un lado, de un amplio consenso entre las distintas expresiones sociales y políticas; y por otro, del tiempo.
Recordemos que la refundación es un proceso, es la consecuencia de modificar algo de manera significativa y profunda. Desde este enfoque, pienso que Enrique tiene razón, tenemos que hacerlo. Hay que refundar la forma en que nos tratamos los unos con los otros y el modo en que elaboramos y ejecutamos las políticas públicas y los planes de gobierno.
Insisto, si la propuesta de Alfaro es auténtica y va más allá de la coyuntura electoral, entonces su mayor desafío no será ganar la elección, sino sumar simpatías en torno a esta ambiciosa propuesta. Para ello, tendría entonces que admitir que la gobernanza de la que habla sólo se edificará sobre una amplia plataforma en la que tendrán que intervenir muchos, entre los cuales se encuentran quienes no coinciden con su estilo y sus ideas personales.
Jalisco atraviesa por el momento más violento de su historia. Todos los días, la inseguridad y sus múltiples manifestaciones, enlutan a decenas de familias y atentan contra la tranquilidad de nuestros seres amados.
Empleo, medio ambiente, procuración de la justicia, abasto de agua potable, y muchos otros temas, forman parte de la tarea que todos, absolutamente todos, debemos hacer.
Por eso Enrique, sí, coincido contigo, nos refundamos o nos refundimos.