Entre las obras viales de la ciudad, las malas decisiones técnicas, los retrasos en la entrega de trabajos y la falta de planeación, hoy la zona metropolitana de Guadalajara está convertida en un auténtico laberinto.
Las obras para introducir la línea 3 del Tren Eléctrico Urbano, por ejemplo, mantienen a los habitantes del poniente de Zapopan –-la zona donde arrancó el proyecto—en un auténtico suplicio.
Los carriles centrales estrangulados por la construcción de las columnas que sostendrán las vías del tren elevado, convierten a avenida Tesistán, Laureles y Ávila Camacho, en un tramo caótico sin los suficientes policías viales, letreros y rutas alternas.
Por si fuera poco, casi en el mismo sector, comienzan las obras para el paso elevado de Periférico y Santa Esther. La lateral del periférico es levantada de sur a norte y con solo esa maniobra se puede ver filas kilométricas.
En el centro de Guadalajara, iniciaron también trabajos preparatorios para el túnel por donde correrá la línea 3 del tren ligero que en otra de las geniales decisiones de nuestros ingenieros, primero será elevado, luego subterráneo y después elevado.
El tráfico enviado a calles estrechas paralelas a Alcalde, provocaron daños a fincas y la molestia de los vecinos.
Comerciantes de la avenida donde irá el trazo del tren han comenzado a quejarse del desplome de las ventas y ya hay cierres de negocios. Misma situación ocurrió en el centro histórico con las llamadas “Zonas 30”.
En el periférico norte en su cruce con Alcalde, también se construye un paso a desnivel con un evidente retraso.
En el sur, la avenida López Mateos es otro punto crítico. Fue cambiado el pavimento en un tramo y se interviene en otros puntos lo que contribuye a desquiciar aún más el de por sí complicado tráfico del lugar.
Cuando fue colocado concreto hidráulico en la avenida Acueducto, fueron semanas de trayectos a vuelta de rueda por el periférico poniente, avenida Patria y la recién estrenada Juan Palomar y Arias.
Para desfogar parte del cruce de poniente a oriente por la avenida del Servidor Público, la Secretaría de Movilidad utilizó el puente sobre el periférico originalmente planeado de oriente a poniente para emplearlo en doble sentido.
Aunque la avenida Acueducto ya se reabrió a la circulación–, el puente de doble vía quedó en operación porque las autoridades viales se dieron cuenta que estaba colapsada la zona. Por si fuera poco comenzó también la pavimentación de la avenida Central que conecta a Servidor Público y Juan Palomar y Arias.
Ahí mismo en Zapopan se realiza la ampliación y pavimentación de avenida Aviación, lo que aumenta los embotellamientos del poniente de la ex villa maicera.
Además de las obras, hay que consignar varios errores técnicos de los ingenieros de vialidad. Por ejemplo el flujo no cuantificado del cruce de Servidor Público, Juan Palomar y Periférico; o la “herradura” como retorno construida a la altura del Centro Universitario de Ciencias Económica y Administrativa (CUCEA) sobre el periférico norte.
Mientras que una estructura similar fue realizada en el periférico sur en Santa María Tequepexpan y puede tomarse desde carriles centrales, la del norte hay que salir a la lateral 800 metros antes, hay que pasar dos topes, tres cruceros y un semáforo para poder tomar el retorno elevado.
A unos cuantos metros de ahí, un paso deprimido para regresar de norte a sur, está bloqueado a la avenida Industria Textil y tiene que tomarse una calle reducida donde se forman filas de 50 vehículos.
A todo lo que le narré súmele el radar y los operativos de alcoholimetría y ahora sí, al salir de casa, que Dios nos agarre confesados.