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Por Carlos Martínez Macías
Desde hace muchos años, filtrado entre los humores y rumores del tiempo y los gobiernos de cualquier color, ha trascendido la leyenda urbana de que Puerto Vallarta, el principal destino turístico de Jalisco, es un sitio caro.
Y a juzgar por las tarifas aprobadas por Caminos y Puentes Federales (CAPUFE) dependiente de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, el gobierno federal pretende que esta historia continúe.
La tan largamente anunciada vía corta de Guadalajara a Puerto Vallarta, cuyo sueño comenzó a gestarse hace más de 40 años y a construirse hace más de diez, es, sin duda, la autopista más cara de México.
Si cuando la presidente Claudia Sheinbaum inauguró oficialmente la vía a fines del año pasado, en medio del ambiente festivo del corte de listón de la obra, nadie quiso ser el aguafiestas de señalar el “pero” del costo de las casetas de peaje, a partir del diez de enero pasado la autopista registró un nuevo aumento.
Para recorrer los 309 kilómetros que separan a Guadalajara y Vallarta, hay que tomar primero la carretera a Tepic y pagar 205 pesos en la caseta de El Arenal (antes costaba 193); posteriormente se cubren 306 pesos de Plan de Barrancas (antes 288) para después tomar el tramo Jala a Puerto Vallarta.
Aquí se cruza la caseta de peaje conocida como Amado Nervo de 205 pesos (antes costaba 193), luego sigue el punto conocido como El Monteón, cuya caseta cobra 181 pesos (antes se pagaban 171) y finalmente el más reciente tramo Bucerías-Aeropuerto (aunque no desemboca en la terminal aérea, sino que hay que retornar hasta la glorieta de Las Juntas), con un escandaloso precio de 483 pesos (antes 455).
En total, para cubrir la “vía corta” de la capital de Jalisco al puerto vallartense, hay que desembolsar mil 380 pesos, lo que significa dos mil 760 pesos en el viaje redondo.
De acuerdo con el portal de CAPUFE para calcular el precio de los recorridos en las carreteras del país, la llamada Autopista del Sol que une a la Ciudad de México con Acapulco, cuesta 827 pesos con cinco casetas en el trayecto con una distancia de 380 kilómetros.
Otro recorrido calculado desde la capital del país hasta Veracruz, de 397 kilómetros, incluye siete casetas con un costo de 786 pesos.
Y hasta el mismo viaje de 552 kilómetros de la Ciudad de México a Guadalajara, con 10 casetas de peaje de por medio, tiene un costo de mil 312 pesos, todavía menos costoso que la autopista Guadalajara a Puerto Vallarta.
Otros ejemplos partiendo de Guadalajara, serían a San Luis Potosí, 332 kilómetros en 607 pesos; a Zacatecas, 354 kilómetros en 696 pesos; a Querétaro, 366 kilómetros en 515 pesos o recorrer los 804 kilómetros que la separan de Monterrey con un costo de mil 021 pesos.
El elevado costo de la autopista Guadalajara-Puerto Vallarta, definitivamente implicará que muchos opten por utilizar otras rutas para evitar esta vía o buscar otros destinos de playa, como por ejemplo Manzanillo, Colima, a 286 kilómetros y con un costo de casetas de apenas 386 pesos.
Un vuelo sencillo Guadalajara a Puerto Vallarta en la línea aérea Viva Aerobús con una maleta, cuesta mil 235 pesos, es decir, por debajo del costo de viajar por carretera.
Pese a esta situación, extrañamente las autoridades municipales de Puerto Vallarta y Bahía de Banderas; los gobiernos estatales de Jalisco y Nayarit, así como organismos empresariales, gremio hotelero y prestadores de servicios turísticos, no han levantado la voz contra el gobierno federal para pedir mesura ante las elevadas tarifas.
El gobierno de López Obrador informó que invirtieron siete mil 216 millones de pesos en la autopista a través del Fondo Nacional de Inversiones (FONADIN) y el tramo Las Varas a Puerto Vallarta fue concesionado a la empresa Impulsora del Desarrollo y Empleo de América Latina (IDEAL), propiedad de Carlos Slim.
Sin embargo, el mismo gobierno invirtió ocho mil 600 millones de pesos en la carretera Ciudad Valles a Tamazunchale, en San Luis Potosí, sin concesión ni caseta de peaje de por medio.
