El país ya es el principal socio comercial de Estados Unidos y el llamado “tercer momento mexicano” se debe a la relocalización de empresas a nivel global y disputas comerciales entre las dos potencias más grandes: China y Estados Unidos. Pero las modas son pasajeras y las oportunidades también.
De acuerdo con especialistas como Ricardo Delfín, Socio Líder de Clientes y Mercado de KPMG México, el nearshoring difícilmente podrá ser aprovechado para garantizar una transferencia efectiva de tecnología a México, un país con escasez de patentes.
“México no es una potencia automotriz, somos una potencia de manufactura automotriz de alto valor, porque la tecnología viene de otros países. Y el rezago de patentes es importante en el país”, explica el experto. Y, en este sentido, señala que la realidad es que el «nearshoring no va a tener una transferencia (de tecnología)”.
A pesar de que México es uno de los países con más ingenieros graduados de la región, esto no ha garantizado la producción de tecnología propia. Y la clave está en la falta de una política industrial vinculante entre universidades y empresas, explica Víctor Gómez Ayala, director de Analítica de Datos del Instituto Mexicano para la Competitividad.
Esto ya le está costando a México. Pues según Gómez Ayala, el proceso de relocalización a nivel mundial lleva al menos tres años en marcha y otros países como Vietnam, Tailandia y Brasil lo han aprovechado más por su mejor posicionamiento tecnológico y de talento especializado.
Históricamente, un puñado de países ha logrado capitalizar las ventanas de oportunidad que representan las olas de inversión. Los principales ejemplos son los países del sudeste asiático y, por supuesto, la misma China.
Los números no mienten, Asia concentra casi dos terceras partes de las patentes registradas cada año, según datos del World Intellectual Property Organization. Y el rezago de México frente a sus competidores, en términos de aprovechamiento de relocalización de empresas, es importante.
Según el Índice Global de Innovación (GII) 2024, Vietnam ocupa el puesto 46 a nivel mundial, mientras que Tailandia y Brasil se ubican en las posiciones 43 y 49, respectivamente; Polonia ocupa la posición 41. México, en cambio, se sitúa en el lugar 58.
En 2022, Brasil, Tailandia y Polonia, países que en opinión de algunos expertos han aprovechado mejor el proceso de relocalización, superaron a México en el registro de aplicaciones de modelo de utilidad, un tipo de derecho registrado para explotar de manera exclusiva una invención técnica durante un tiempo.
El problema, además, es que este tipo de patentes cayó en México 13.9%, mientras que el de Vietnam creció 29% en dicho año, según los datos de la WIPO.
De acuerdo con Gómez Ayala, especialista del Imco, la insuficiente innovación en México es causada por la falta de centros de investigación y desarrollo, baja inversión desde el Estado y el sector privado, una baja conexión entre academia e industria y la ausencia de una política industrial sólida.
«Existe una amplia correlación entre la presencia de centros de investigación entre la población adulta y la generación de patentes; no sólo se trata de tener universidades que formen en licenciatura, sino que es clave el desarrollo de programas de posgrado que propicien condiciones para registrar patentes”, dijo.
La presidenta Claudia Sheinbaum prometió, en sus 100 puntos para la Transformación, que el gobierno sería un productor de tecnología, no solo de un automóvil eléctrico propio, sino también de Inteligencia Artificial y otras innovaciones.
Pero el problema, históricamente, ha sido el presupuesto: «Cuando analizamos la estructura de las finanzas públicas del Gobierno mexicano, vemos que están altamente presionadas, y el espacio para gastar en investigación y desarrollo es muy reducido, lo cual afecta directamente el desarrollo de innovación», explicó Gómez Ayala.
El gobierno de Vietnam, anunció recientemente un corredor legal para favorecer la atracción de inversiones y el desarrollo de semiconductores. Esto incluyen la Ley de Inversiones y la Ley del Impuesto sobre Sociedades, así como la Estrategia de Desarrollo de Ciencia, Tecnología e Innovación hasta 2030. El objetivo es que, en dicho año, los ingresos por la industria de semiconductores alcancen los 25,000 millones de dólares.
De acuerdo con datos del Banco Mundial, México gastó apenas el 0.27% de su PIB en Investigación y Desarrollo, en 2022. La inversión en este rubro ha ido a la baja, en 2017 la proporción fue del 0.58%.
Tailandia en cambio, alcanzó una inversión equivalente al 1.21% de su PIB en I+D, superando a México desde 2018. Brasil invierte el 1.15% de su PIB y la relación en China llega al 2.34%.
Una política industrial debe explotar las ventajas regionales para satisfacer las necesidades de las empresas de la mejor manera posible; pero sin esta coordinación, las oportunidades tecnológicas se limitan, coinciden los especialistas.
Los efectos de este rezago son un atraso tecnológico nacional y, por consiguiente, una economía menos competitiva, más dependiente del capital extranjero y destinada a manufacturar, en lugar de innovar. Y, por ahora, otros países se han beneficiado más de los últimos reacomodos de la economía mundial.
“Vietnam ha sido uno de los países que más lo han aprovechado, al igual que Polonia. Para ellos no es nearshoring, es relocalización. A México (además) le ha afectado la incertidumbre respecto a la política económica interna, la escasez de energía eléctrica, agua y carreteras seguras, también falta de promoción en el exterior y paquetes de recibimiento para estas empresas que quieren llegar a México y no conocen cómo funciona la economía mexicana”, opinó Gabriela Siller, directora de Análisis Económico de Banco BASE.
*con información de Expansión
@salvadorcosio1