Por Carlos Martínez Macías
La imagen de una camioneta desbordada sobre una zona peatonal y dirigida hace una multitud en Guadalajara, hace invariablemente recordar el episodio de los atentados del 17 de agosto de 2017 en La Rambla Cataluña, en Barcelona, que dejaron 15 muertos y 131 heridos.
Aquel acto terrorista sería reivindicado por los yihadistas del Estado Islámico, quienes intentaron repetir la agresión un día después en otro punto de la región de Cataluña, pero fueron neutralizados por la policía.
Por supuesto que se trata de una exageración comparar estos atentados con los hechos ocurridos el sábado frente a la Catedral de Guadalajara, donde un sujeto a bordo de una camioneta, arrolló a un grupo de manifestantes con saldo de 16 personas lesionadas.
Sin embargo, los organizadores de la movilización contra el aborto efectuada ese aciago sábado, han advertido que por lo menos estamos ante una clara omisión por parte de las autoridades que no tomaron las medidas adecuadas para garantizar la seguridad de un contingente que alcanzó en su momento las diez mil personas.
Según un recuento desde la planeación del evento, quienes prepararon la marcha con motivo de la Cuarta Celebración Nacional a Favor de la Mujer y de la Vida, enviaron cartas de solicitud de apoyo a distintas dependencias como Protección Civil del Estado, Comisaría Vial, Comisaría de Guadalajara y policía estatal.
Los manifestantes adheridos al Frente Nacional por la Familia y diversas agrupaciones pro vida, se reunirían en el templo Expiatorio para después caminar por avenida Juárez rumbo a la Catedral de Guadalajara.
Como sucedió en otras marchas, los organizadores esperaron ser convocados por las autoridades para planear paso a paso la movilización y recibir el respaldo de elementos de seguridad.
Vestidos de blanco y ataviados con un pañuelo azul, portaban pancartas con leyendas como “A favor de la mujer y la vida”, “Para decir ni una menos, dejen de matar a sus hijas en sus vientres”, “Sí a la vida”, entre otras, en una abierta contra posición al aborto, cuya despenalización fue aprobada en el congreso local.
Pese a que se trataba de un tema que genera pasiones y posiciones encontradas, quienes prepararon la marcha no entienden por qué en esta ocasión no fueron convocados previamente a una reunión.
Solamente hubo un par de llamadas telefónicas de la comisaría vial y la policía tapatía, donde les informaban que todo estaba preparado.
Pero el día de la movilización solamente acudieron elementos de vialidad en tres patrullas y algunos policías en bicicletas.
Quedaban ya unas cinco mil personas reunidas frente a Catedral cuando sucedió el aparatoso suceso. Un sujeto en una camioneta que supuestamente había robado en la calle Independencia, apareció de pronto y arremetió contra la multitud.
Los dirigentes del Frente Nacional por la Familia, aseguran que fueron ellos quienes rescataron al chofer que estaba siendo atacado por un grupo de personas vestidas de negro que pretendían lincharlo.
Como pudieron sometieron y entregaron a la policía al individuo, después de tener que ir a buscar a elementos de seguridad ya que no había ninguno en las cercanías.
Además del malestar que les causa las lesiones provocadas a sus compañeros, exigen una explicación sobre lo sucedido, porque hay situaciones extrañas, como el hecho de que el supuesto ladrón en su huida dio vuelta a la izquierda hacia la gente, en lugar de dar vuelta a la derecha en 16 de Septiembre donde el camino estaba libre.
Sin hacer acusaciones a la ligera, piden que no se descarten las dos líneas de investigación: un supuesto robo o un ataque deliberado.
Y reprochan que cuando protestaron en el Congreso del Estado por la despenalización del aborto, el recinto estaba cercado y resguardado por decenas de policías que vigilaban celosamente a los protestantes que defendían la vida…