El parkour, una disciplina urbana nacida en Francia en los años 90, ha ganado miles de adeptos alrededor del mundo por su combinación de habilidad física y mental. Originado en los suburbios de París, el parkour fue desarrollado por un grupo de jóvenes liderados por David Belle, quien se inspiró en el «método natural» de entrenamiento del ejército francés. Este deporte desafía a sus practicantes, conocidos como «traceurs», a desplazarse de un punto a otro superando obstáculos de manera fluida y eficiente, utilizando solo el cuerpo.
Lo que distingue al parkour de otras disciplinas es su enfoque en la autosuperación y la libertad de movimiento. Los traceurs deben usar habilidades como saltos, escaladas, balanceos y aterrizajes precisos para sortear obstáculos urbanos como muros, barandillas y tejados. Más allá de lo físico, el parkour también requiere una intensa concentración, ya que cada movimiento debe ser calculado para evitar lesiones y garantizar un flujo continuo.
Entre los exponentes más conocidos de este deporte se
encuentran David Belle, considerado el padre del parkour, y Sébastien Foucan, quien ayudó a popularizarlo a nivel global, sobre todo después de aparecer en películas como Casino Royale (2006). Ambos contribuyeron a la difusión de esta disciplina, pero han tomado caminos ligeramente distintos, con Foucan desarrollando el «freerunning», una variante más artística del parkour.
A lo largo de los años, se han establecido récords impresionantes en esta disciplina. Uno de los más destacados es el salto de precisión más largo, logrado por el británico Callum Powell, quien alcanzó una distancia de 3.45 metros entre dos edificios. Además, existen eventos competitivos, como el Red Bull Art of Motion, donde los mejores traceurs del mundo muestran sus habilidades en escenarios urbanos extremos, que van desde rascacielos en Tokio hasta estructuras antiguas en Grecia.
A nivel mundial, se estima que más de 100,000 personas practican parkour regularmente, aunque es difícil establecer una cifra precisa debido a su naturaleza descentralizada y a la falta de una federación global única. Este deporte se ha expandido rápidamente gracias a las redes sociales, donde los traceurs comparten sus acrobacias y entrenamientos, inspirando a una nueva generación de atletas urbanos.
Los escenarios donde se practica parkour varían enormemente, desde calles estrechas y abandonadas hasta estructuras modernas en las grandes ciudades. Algunos de los lugares más extremos incluyen las alturas vertiginosas de Hong Kong, donde traceurs han saltado entre edificios de más de 30 pisos, y las antiguas murallas de Dubrovnik, Croacia, donde la historia se mezcla con los riesgos físicos.
Uno de los casos más curiosos fue el de un traceur en Nueva York que escaló sin equipo de seguridad la fachada de un edificio de 20 pisos, desatando la alarma de la policía local. Aunque el parkour promueve la autosuperación y el control, también ha sido objeto de controversia debido a los riesgos que implica. Algunos gobiernos locales han implementado restricciones o advertencias sobre practicarlo en ciertos sitios debido a posibles accidentes.
A pesar de los peligros asociados, el parkour sigue capturando la imaginación de aquellos que buscan una forma de expresión que desafíe las reglas convencionales del deporte. Con sus raíces en el instinto humano de moverse libremente por su entorno, esta disciplina urbana no muestra signos de detener su ascenso, y continúa atrayendo a practicantes que ven en el mundo no obstáculos, sino oportunidades para volar.