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La Liga Comunista 23 de Septiembre surgió en 1973 como una organización guerrillera en México, formada por estudiantes, campesinos y obreros que buscaban instaurar el socialismo mediante la lucha armada. Inspirada en la fecha del fallido asalto al Cuartel Madera en 1965, la organización fue un reflejo de la convulsión política de la época, marcada por la represión gubernamental y las profundas desigualdades sociales. Durante la década de los 70, la Liga llevó a cabo una serie de acciones armadas que desafiaron al Estado mexicano.
Entre sus principales líderes se encontraban Jesús Piedra Ibarra, hijo de la activista Rosario Ibarra, así como Arturo Gámiz y Genaro Vázquez, entre otros. Estos militantes formaron parte de distintos movimientos regionales que se fusionaron para crear la Liga. Su objetivo era derrocar al gobierno capitalista e instaurar un régimen socialista en el país, utilizando tácticas guerrilleras inspiradas en la Revolución Cubana y otros movimientos armados latinoamericanos.
La Liga 23 de Septiembre fue responsable de varios ataques y secuestros, algunos de los cuales tuvieron una fuerte repercusión nacional. Entre los más destacados estuvo el intento de secuestro del empresario Eugenio Garza Sada, líder de Grupo Monterrey, en 1973, que resultó en la muerte de Garza Sada. Además, llevaron a cabo asaltos bancarios y ataques a funcionarios gubernamentales, lo que provocó una dura respuesta del Estado. Estos actos, aunque buscaban financiar la revolución y desestabilizar al gobierno, también contribuyeron a su persecución.
La desaparición de la Liga se produjo a fines de los años 70, cuando el gobierno mexicano lanzó una serie de operativos represivos conocidos como la «guerra sucia», que incluyeron torturas, desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales de guerrilleros y simpatizantes. Para 1981, la Liga estaba prácticamente desmantelada, aunque algunos de sus miembros sobrevivientes fueron arrestados y encarcelados, y otros se replegaron a la clandestinidad o el exilio.
Hasta la fecha, algunos exintegrantes de la Liga 23 de Septiembre continúan en prisión, mientras que otros han sido liberados con el paso de los años. Un ejemplo es el caso de Jesús Piedra Ibarra, desaparecido en 1975, cuya familia sigue buscando justicia. La Liga Comunista 23 de Septiembre dejó una marca indeleble en la historia de los movimientos insurgentes en México, como símbolo de resistencia y represión durante uno de los periodos más oscuros de la historia política del país.
