Por Carlos Martínez Macías
La presa El Zapotillo, el “legado” del ejecutivo estatal que garantizará “50 años” (sic) el abasto de agua para la zona metropolitana de Guadalajara, es en realidad una obra que debe atribuirse por completo al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Solo un presidente como AMLO, pudo hacer posible que un proyecto con una cortina proyectada hasta 105 metros, con capacidad de almacenamiento de 900 millones de metros cúbicos y que inundaría tres poblaciones alteñas, concluyera como finalmente quedó:
Una presa con una cortina de 80 metros, con ventanas (vertederos) abiertas a 40 metros de altura, con capacidad de 40.6 millones de metros cúbicos (el cinco por ciento de lo proyectado), librando a Temacapulín, Acasico y Palmarejo de ser sepultadas y cancelando la licitación de un acueducto para llevar agua a León, Guanajuato.
En 2012, en campaña, el ahora gobernador visitó Temacapulín y prometió a sus habitantes acompañarlos en su lucha y evitar que ni un solo litro de agua se fuera de Jalisco a Guanajuato y, sobre todo, que no se inundara este poblado.
Como gobernador de Jalisco, cambió sus perspectivas. En 2019, celebró un acuerdo de “entendimiento” con el gobernador de Guanajuato, Diego Sinhué Rodríguez, donde reconoce la importancia de la construcción de la presa, el acueducto para Guanajuato y los casi 120 millones de metros cúbicos anuales para la ciudad de León.
Tal volumen, solo podría alcanzarse con la construcción de la cortina para El Zapotillo de 105 metros de altura.
En el citado acuerdo, concluyen que es necesaria la infraestructura de la presa El Zapotillo, el Acueducto Zapotillo-León y la construcción de la presa y sistema de bombeo El Purgatorio-Arcediano.
En una entrevista radiofónica, el gobernador reconoció meses después que Acasico y Palmarejo eran comunidades que era imposible rescatarlas y en el caso de Temacapulín, la solución era construir diques costosísimos.
El diez de octubre de 2021, el presidente López Obrador se reunió con habitantes de Temacapulín para buscar alternativas para evitar la inundación de los tres poblados. Los vecinos plantearon reducir el tamaño de la cortina y construir vertederos para evitar que se llenara la presa.
El proyecto del gobierno federal proponía cortinas que permitirían desfogar volúmenes y evitar la inundación.
El gobernador cuestionó la propuesta de los habitantes porque en su opinión carecía de elementos técnicos. En ese encuentro, habitantes e integrantes de organizaciones, le dedicaron un estruendoso abucheo.
Una nueva rechifla sucedió el pasado sábado 17 de agosto cuando el mandatario estuvo presente en la inauguración del embalse por parte del presidente López Obrador, quien junto con Claudia Sheinbaum, tuvieron que intervenir para apaciguar los ánimos.
Mediante un mensaje en redes sociales, con la cortina y los vertederos sugeridas por los habitantes de Temaca funcionando como fondo, el gobernador presumió lo que considera su principal legado, al haber conseguido con el sistema del Zapotillo resolver el abasto de agua para la ciudad para los próximos 50 años.
Sin embargo, se antoja una proyección demasiada optimista. La presa El Zapotillo tiene una capacidad de 40 millones de metros cúbicos (la presa Calderón tiene el doble) y por el sistema llegarán tres metros cúbicos por segundo de agua a Guadalajara, que tan sólo actualmente tiene un déficit de abasto para un millón de habitantes.
Además, la presa debe abonarse a AMLO, quien se mantuvo en su promesa de no inundar los pueblos.
Sólo un presidente así, pudo cancelar el acueducto de Abengoa (que reclama 2,378 millones de pesos de indemnización), dejar a León sin el agua que merece según un decreto presidencial y construir una presa de 40 millones de metros cúbicos, con un costo de 40 mil millones de pesos; es decir, mil millones por cada millón de metros cúbicos almacenados.