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Indignante y reprochable el despliegue de alrededor de 90 personas enviadas a Panamá por el presidente Andrés Manuel López Obrador, para localizar y recuperar los restos de Catarino Erasmo Garza Rodríguez, un general de la Revolución Mexicana que desapareció en el siglo XIX, mientras su administración se ha caracterizado por el desinterés en localizar a las decenas de miles de personas desaparecidas en México, por su falta de apoyo a madres buscadoras, y por su prepotencia y autoritarismo al borrar de un plumazo a cientos de desaparecidos del listado oficial de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB).
La desaparición de personas en México es una herida abierta que atraviesa décadas, afectando a innumerables familias. “Algunas de las activistas llevan más de cincuenta años en esta búsqueda, uniendo voces y esfuerzos en el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México (MNDM).
La actual administración comenzó con el reconocimiento de más de 35,000 personas desaparecidas, cifra que hoy supera las 114,000, según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO).
“Ya estamos hasta la madre de que nos vean la cara de pendejas, de que no busquen a nuestra familia, de que en todos lados siempre digan ‘es que hay mucho trabajo’, ‘es que somos una administración nueva’… a nosotros nos vale madres. Queremos a nuestras familias, no las están buscando, nos los están volviendo a desaparecer, ¿de dónde sacaron todos esos datos? Ese es el meollo del asunto,¿de dónde sacaron los datos que AMLO dijo?”, criticó en diciembre pasado una de las madres inconformes tras el anuncio del presidente López Obrador con la probable reducción en el listado.
Y justo en medio de la crisis de desaparecidos que vive el país, al presidente López Obrador, se le ocurrió que era una buena idea enviar una comisión a otro país para buscar a un personaje de la historia de México que falleció en el siglo XIX.
En ese contexto fue que el pasado lunes 19 zarpó desde Veracruz el buque Huasteco con rumbo a Panamá, donde marinos, soldados y personal de la Comisión Nacional de Búsqueda tendrán como objetivo retornar a nuestro país con la osamenta de Catarino Erasmo Garza Rodríguez, un hombre que vivió en los tiempos de Porfirio Díaz.
La tripulación del buque la conforman 20 elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional y 60 de la Secretaría de Marina-Armada de México; además de 11 integrantes de la Comisión de Búsqueda de la Secretaría de Gobernación y dos más de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
De acuerdo con reportes, se tenía planeado inicialmente el envío de un avión de la Fuerza Aérea con algunos elementos del Ejército y personal de la Comisión de Búsqueda, pero el aeropuerto en el que se tenía planeado aterrizar no contaba con la capacidad de recibir la aeronave seleccionada para el trabajo.
El buque Huasteco AMP 01, de la Secretaría de Marina, llegó a Panamá el 25 de febrero, pero hasta el pasado 26 de febrero no existía una autorización escrita y firmada para formalizar el plan de búsqueda del general Catarino Erasmo Garza, según confirmaron autoridades de aquel país a Animal Político.
La comitiva mexicana, que estará en labores de búsqueda hasta el 16 de abril en la Isla de Boca de Toros, en Panamá, fue enviada a petición del presidente Andrés Manuel López Obrador, con el aval del Senado de la República, por un interés personal. En 2016, el presidente escribió el libro “Catarino Erasmo Garza Rodríguez. ¿Revolucionario o Bandido?”, y una de sus presentaciones la hizo en Panamá.
La misión presidencial de la búsqueda de los restos de Garza ha sido criticada por familias de víctimas de desaparición en México, en especial porque la CNB ha despedido a la mitad de su plantilla en un momento en que las desapariciones no paran. Oficialmente el Registro Nacional de Personas Desaparecidas da cuenta de casi 115 mil personas desaparecidas y no localizadas al día de hoy.
“Es algo absurdo que estén buscando en otro lugar, que estén buscando a una persona de muchísimos años. Es una burla, una burla que cómo van a ir a buscar a alguien que tiene tantísimos años y para esto sí hay intenciones, sí hay personal y para los nuestros no los hay, es una burla, es un enojo”, dijo Lidia Lara, integrante del Colectivo Justicia y Dignidad, el día que zarpó el buque desde Veracruz.
Las 93 personas enviadas exclusivamente para buscar los restos de Garza son más de la tercera parte de los 243 empleados que tenía la CNB antes de diciembre pasado, cuando la comisionada Teresa Guadalupe Reyes Sahagún todavía no despedía a la mayoría del personal especializado. Y tampoco había desmantelado el proyecto del Centro Nacional de Identificación Humana en Xochitepec, Morelos, donde se pretendía restituir la identidad de más de 52,000 cuerpos sin identificar a lo largo del país.
Colectivos y organizaciones de derechos humanos señalan que la tarea de la CNB es la de encontrar a miles de personas desaparecidas del México reciente, y no utilizar a los especialistas en Búsqueda para las tareas de localización del rebelde mexicano.
Garza fue un periodista tamaulipeco que quiso derrocar a Porfirio Díaz en el siglo XIX. Cambió la pluma por las armas, como él mismo escribió en una de sus cartas, y conformó su propio ejército.
Vivió al norte de México y en Estados Unidos junto a su familia. Asediado por Díaz y oficiales texanos, Garza huyó a otros países latinos para hacer alianzas.
Durante los años de una guerra civil entre Colombia y Panamá, desembarcó con unos 20 hombres en el archipiélago de Bocas del Toro. Ahí, durante el asalto al cuartel de policía, fue abatido por militares panameños entre la noche del 7 de marzo y la madrugada del 8 de marzo de 1895.
Parece broma pero no lo es. Se trata de un capricho más del desquiciado presidente López Obrador, quien ha invertido una enorme cantidad de recursos para tal despropósito en lugar de destinarlos a la búsqueda de los más de 115 mil desaparecidos en México, lo cual constituye una afrenta, un agravio y una burla hacia las madres buscadoras que, con sus propias manos escarban la tierra día y noche en busca de sus seres queridos.
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