Voz de América
MIAMI, EU.- Hace poco más de una década, el mexicano Yair Gaona hacía las maletas para probar suerte en Estados Unidos tras terminar sus estudios de gastronomía en su país natal. Había sido una decisión muy meditada. “La verdad es que desde que tenía unos 12 años siempre me dije que quería irme de México e ir a vivir a otro país. Me llamaba mucho España, más que nada por el idioma, y pensaba que no tendría tanta dificultad”, decía.
Pero finalmente se decantó por el país vecino y se organizó para viajar a Estados Unidos consciente de que ahí “sin ninguna duda, había una gran cantidad de buenos restaurantes y una variedad de culturas de todo el mundo” que le abriría las puertas a un nuevo mundo.
“Creo que los mejores restaurantes están en Estados Unidos, y eso me motivó a venir acá, a buscar a una vida mejor, pero también me impulsó mucho a aprender porque quería ser bueno en mi trabajo y creo que en México, trabajando en restaurantes, iba a ser un poco diferente”, explica Yair Gaona convencido de que en el país azteca “a los chefs les cuesta enseñar las cosas porque a veces sienten que les vas a quitar el trabajo”.
Un pueblo en el que nadie hablaba español
Se estableció en un pequeño pueblo costero del estado de Oregon llamado Seaside, que cuenta con una población de unos 6.000 habitantes. Fue ahí donde empezó a aprender realmente sobre cocina japonesa, una habilidad que luego le ayudaría a progresar laboralmente.
Uno de sus mayores temores fue el idioma, principalmente porque “en ese pueblo la mayor parte era gente que hablaba solo inglés”. “Al principio me costó un poco, pero creo que al final me di cuenta de que puede que no tenga el mejor inglés, pero si tú tienes toda la actitud, preguntar dudas, transmitir al clientes, entonces el problema es menor”, asegura.
En ese entonces, tenía 17 años y prácticamente no tenía muchas opciones en sus ratos libres, ya que la mayoría de edad en Estados Unidos es a partir de los 21.
“No tenía nada que hacer, así que en mis días libres me iba a aprender a hacer sushi sin paga, pero al menos estaba aprendiendo y veía que eso era lo que me gustaba”, comenta el joven durante una entrevista con la Voz de América.
“Me considero un chico con suerte”
Reconoce que se siente afortunado porque él, nada más llegar fue contratado para trabajar en la cocina, en algo que había estudiado. “Realmente mucha gente que comienza en esto lo hace lavando platos o en la preparación, y de ahí vas saltando escalones y vas subiendo”, relata “feliz” porque tuvo “la suerte de llegar” a lo que le gustaba.
Con el paso del tiempo logró llegar a Miami, Florida, donde pudo seguir alcanzando metas en el mundo de la gastronomía. Se dio cuenta que le interesaba cada vez más la cultura japonesa y su cocina. Prefirió explorar este tipo de arte culinaria ante que hacerlo con los tacos u otros platos de su país natal principalmente “porque era menos aburrido”.