Por Carlos Martínez Macías
Además del riesgo que representa su proliferación y poco respeto por las reglas de vialidad, los motociclistas se han convertido también en un tema de seguridad pública.
No son pocos los casos entre motociclistas y automovilistas, donde por un incidente o percance vial, termina el episodio con reacciones violentas o hasta daños a los vehículos como venganza por haberse atravesado en su camino.
Pero que la autoridad municipal se coloque de parte de los agresores, ese es un capítulo aparte.
El fin de semana, Jaime Aldrete, representante de la Coordinadora Jalisciense de Asuntos Ambientales y Derechos Humanos, un aguerrido activista que ha encabezado protestas contra la verificación vehicular, fue víctima de maltrato y abuso de autoridad por parte de la policía municipal zapopana.
Todo comenzó con un incidente vial, como muchos que ocurren cada día en la ciudad. Jaime, que viajaba en su auto en compañía de su hijo, reclamó a un par de motociclistas que le impedían el paso en la calle y les pidió que tomaran su carril, lo que fue suficiente para que arremetieran contra él.
Primero, uno de los motociclistas intentó golpearlo al paso de su vehículo. En ese momento, Jaime se percató que una patrulla de Zapopan venía en sentido contrario y ante el temor de una agresión, les gritó a los policías y les pidió auxilio.
Para ese momento, los motociclistas se habían reunido con otros dos sujetos en un Oxxo cercano. Ahí, uno de los hombres que acompañaba a los de las motos, les gritó: “¡Se los va a llegar la chingada, aquí yo soy el de la plaza, ya sé dónde viven, ya tengo las placas del auto, los vamos a desaparecer!”.
Incluso, cuando uno de los elementos de la policía intentó acercarse al individuo, éste lo empujó y le dijo “ya sabes”.
Para ese momento ya había al menos tres unidades policiacas en el percance. Jaime Aldrete, les dijo a los de la primera patrulla que quería hablar con el comandante para decirle lo que pasaba, pero el que parecía el oficial de mayor rango hizo una llamada y después dijo a sus compañeros: “que los claven”.
Al primero que inmovilizaron fue a Jaime, a quien revisaron y colocaron las esposas. Le gritó entonces a su hijo que hablara al abogado de la familia para que le avisara que estaba siendo detenido.
Pero otro elemento policiaco le derribó de un manotazo el teléfono al hijo, procediendo también a detenerlo y esposarlo, después de someterlo con el brazo en el cuello.
Jaime cuenta que los subieron a la caja de una patrulla donde los esposaron a un tubo y uno de los policías le dijo que lo estaban deteniendo por su bien, “para que no le pasara nada”.
Pero al llegar a “La Curva” en Zapopan, otro de los elementos le explicó que le iba a ir bien, que era una falta administrativa por alterar el orden público, que le iban a poner una multa y ya.
Casi tres horas después de permanecer en el estacionamiento de la comisaría, se acercó un juez municipal a quien le volvió a narrar todos los hechos. El juez les preguntó a los policías si habían visto el incidente, pero éstos respondieron que no y entonces les consultó que por qué los detuvieron y contestaron que así se los pidieron.
Luego les dijo también que dónde estaban los de las motos y los elementos permanecieron callados.
El juez comentó a Jaime y a su hijo que estarían bien, que los pasarían a revisión médica y después podrían irse. Pero luego de la auscultación pasaron unos 40 minutos en una celda y a las 23:30 horas fueron liberados, luego de ocho horas del percance con los motociclistas y que los mantuvieran detenidos injustamente e incomunicados.
Jaime Aldrete acudió ya a la Comisión Estatal de Derechos Humanos a presentar la queja y ha presentado también una denuncia ante la Agencia del Ministerio Público en la Dirección General de Visitaduría de la Fiscalía del Estado, por el abuso de autoridad al que fue sometido.
@paraleloveinte