Con una soltura verbal que ruboriza, el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, encontró rápidamente a los responsables del desprestigio en el que han sumido a las “corcholatas” presidenciales, al haberse inundado México con bardas y anuncios espectaculares que dan cuenta de sus afanes políticos.
Son los “queda bien”, dijo, que quieren “ayudar”, pero que terminan afectando con prácticas “del pasado”, propias del “bloque conservador”.
La denuncia del líder morenista, revela una especie de rito hipnótico zombi, donde en todos los estados del país, los “queda bien”, fueron corriendo inmediatamente a la tienda de la esquina para comprar, apartar y negociar cientos de bardas y anuncios para colocar ahí a su ficha favorita.
No solo eso, sin consultar a los despistados aspirantes, aprovechándose de su candor e inocencia, hubo quienes incluso maquinaron un diabólico plan, para apartar con anticipación los anuncios, mandar imprimir mantas y contratar un ejército de pinta bardas para que inmediatamente aparecieran leyendas que destacaran su cercanía con AMLO y la 4T.
Algunos de estos zalameros, de plano, en el colmo del cinismo, se atrevieron a aventurarse en los más escondidos y guardados anhelos de las corcholatas y, sin mediar consulta alguna, insinuaron que buscaban suceder a López Obrador.
Uno de los más sorprendidos, sin duda, fue el ex secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien un día después de registrarse para buscar la “Coordinación de los Comités de Defensa de la 4T” (que no la candidatura presidencial), aparecieron en forma simultánea en el país, cientos de anuncios espectaculares refiriendo que era el más cercano al presidente.
Tanta fue la molestia que, según sus palabras, ha presentado unas 600 denuncias “contra quien resulte responsable”, por haber utilizado su imagen –que dicho sea de paso es la misma en todos los anuncios del país, lo que supone que se trata de una banda de “monta bardas” muy bien organizada–, ya que él no contrató ninguno.
Aunque hasta el momento no se tienen detalles de las investigaciones para dar con los responsables de tamaño despropósito (que conforme pasan los días, podría tratarse de un “complot” contra los aspirantes de Morena), hay algunas pistas sueltas que pudieran seguirse.
Por ejemplo, revistas que decidieron colocar en su portada a una de las “corcholatas” y contratar decenas de anuncios en varias ciudades del país –algunos por primera vez en su historia–, realizando una fuerte inversión, bajo el supuesto que venderán muchos ejemplares o simplemente porque están convencidos que es lo que México necesita.
Una editorial que decidió promover con espectaculares a Marcelo Ebrard, con su libro sobre México, por varios estados del país, por encima de otros de sus autores emblemáticos como Mario Vargas Llosa o Fernando Vallejo.
Otro de los caminos son las empresas de anuncios y dueños de bardas contratados. El INE asegura que investigará los contratos. Pero será tiempo perdido. Es probable que hayan sido personajes con pasamontañas o sujetos anónimos que, por la madrugada, aprovechaban las sombras de la noche para deslizar las solicitudes a sabiendas del daño que hacían a los aspirantes morenistas.
Lo curioso de toda esta aventura, vino con el propio presidente López Obrador. Bastó una enérgica petición suya desde “La Mañanera”, para que decenas y decenas de anuncios espectaculares desaparecieran.
Como si fuera una abducción extraterrestre colectiva, bajo el mismo halo de misterio que aparecieron, simplemente una mañana desaparecieron.
La enseñanza que le deja a Morena esta celada de espectaculares, podría llevarlos a aprovechar, ahora que son mayoría en las cámaras, a buscar una nueva reforma electoral que castigue las malévolas prácticas de los “queda bien”, que son capaces de descarrilar un movimiento de renovación nacional.