Como episodios sacados de una novela de terror, circulan versiones entre estudiantes de la carrera de químico fármaco biólogo, que hielan las venas.
En los últimos años en varios estados del país, varios alumnos de esta área han sido “levantados” y desaparecidos, para ser obligados a trabajar en laboratorios clandestinos de fentanilo.
Un día cualquiera acudieron a la escuela y ya no regresaron, para formar parte de la larga lista de miles de desaparecidos en México que en Jalisco alcanza niveles de crisis.
El fentanilo, la nueva droga sintética que ha representado una revolución para los cárteles en México, resultó ser un negocio potenciado en forma exponencial, ya que la inversión es relativamente baja y las ganancias exorbitantes.
A diferencia de la cocaína, heroína y mariguana, que requieren del clima, temporalidad, cuidado de cultivos, cosecha, producción y corte de las drogas, el fentanilo es literalmente fabricado en laboratorios, empleando precursores para potenciar sus efectos y con la posibilidad de multiplicar hasta el infinito las dosis.
De acuerdo con estudios de agencias norteamericanas, este producto puede generar adicción con apenas dos meses de consumo y los efectos para quienes están “enganchados”, suelen ser inmediatos.
Es tan potente y sus efectos tan nocivos, que bastan dos miligramos de fentanilo para causar la muerte, de ahí que, en los años recientes, unas 106 mil personas murieran en Estados Unidos por sobredosis, de las cuales al menos 80 por ciento estarían asociadas con el fentanilo.
Es un secreto a voces que los cárteles están “reclutando” a la fuerza a profesores y estudiantes de química fármaco biología, para obligarlos a elaborar la droga. En Jalisco, se tienen reportes de al menos dos casos de jóvenes estudiantes de química desaparecidos, los cuales, se especula, pudieron ser reclutados para estos fines.
Incluso, esta tendencia a forzar a jóvenes a trabajar en laboratorios clandestinos, comenzó desde la elaboración de la droga conocida como cristal.
Ahora, hay alumnos de la carrera de químico fármaco biólogo (popularmente conocida como “farma”), a quienes de plano sus profesores recomiendan no revelar que estudian esta carrera, que no porten la bata blanca y menos el gafete alusivo a lo que están estudiando fuera del plantel.
El fentanilo, un analgésico y anestésico empleado en la industria médica, es un opioide de fabricación química utilizado para producir drogas con alta capacidad adictiva.
Es 50 veces más potente que la heroína y su fórmula de comercialización emplea el camuflaje para aumentar sus ventas. El polvo del fentanilo, es utilizado para fabricar copias de pastillas de oxicodona con la letra 30 M, la marca comercial, para disfrazarla de este analgésico de color azul muy popular en Estados Unidos.
Un kilogramo de la droga pura (que debe ser rebajada porque mataría en el acto a cualquiera que la consuma en esta forma), es suficiente para producir un millón de estas pastillas que pueden generar ganancias por unos 20 millones de dólares.
Los químicos que hacen las veces de “cocineros” que preparan el fentanilo, suelen portar trajes especiales para manipular las sustancias, pero otros, jóvenes reclutados para manipular el polvo, no cuentan con protección y el contacto con la piel les produce severas quemaduras y al inhalarlo les puede causar la muerte.
Un kilo de fentanilo mezclado con opio produce 10 kilogramos y cada uno de esta mezcla cuesta en Jalisco 12 mil dólares, puesto en Tijuana 18 mil, en Los ángeles, 25 mil y en Nueva York hasta 50 mil dólares.
El equivalente a una quinta parte de un grano de arroz de esta droga sintética, es suficiente para causar una sobredosis y con ello la muerte.
En el reclutamiento forzado de jóvenes para trabajar en los laboratorios de fentanilo, podría estar otra explicación de los miles de desaparecidos de Jalisco.