Por Carlos Martínez Macías
Las prioridades en el gasto público del Gobierno de Jalisco que tanto pregona, suele en ocasiones parecerse a los misterios de los Expedientes Secretos X. Los más recientes ejemplos tienen que ver con una pelea de box y un programa para el fomento a las microempresas.
Ya ha sido cuestionado hasta el cansancio los recursos que destina el gobierno estatal en polémicos proyectos. Como apostar dos años seguidos a invertir 25 millones de pesos (50 millones acumulados), para que aparezca el nombre de Jalisco en el casco del piloto tapatío Sergio “Checo” Pérez.
O los 41.7 millones de pesos en 2022 para la “Naranja Mecánica” (Euzen, La Covacha e Indatcom), las empresas de comunicación que nacieron y crecieron con las administraciones de Enrique Alfaro desde que ganó la alcaldía de Tlajomulco.
Pero los recientes criterios de “prioridad” para utilizar dinero público en dos acciones de gobierno, llaman la atención por la desproporción de los recursos y los fines que persiguen.
El primero es una pelea de box que encabezará Saúl “El Canelo” Álvarez en el estadio Akron el próximo 6 de mayo, para lo cual el gobierno estatal invirtió 10 millones de pesos en adquirir 8 mil boletos que va a regalar a distintos sectores de la población en condición vulnerable, que no pueden pagar la taquilla de este tipo de eventos.
Además del despliegue publicitario para anunciar la pelea por medio de redes sociales, la autoridad estatal implementó un complejo mecanismo para que los interesados puedan participar en distintos sorteos para acceder a los boletos.
Por ejemplo, en el caso de que el aficionado al boxeo sea un habitante de una de las varias etnias de Jalisco, deberá presentar su constancia de pertenencia expedida por la Comisión Estatal Indígena (CEI) y habitar en uno de los pueblos del Padrón de Pueblos Indígenas de la CEI.
También tendrá que enviar una carta dirigida al gobernador, donde le exponga por qué quiere acudir a ver la pelea del “Canelo”. Todos los registros serán colocados en una tómbola y se sacará a 100 ganadores de un boleto, para un censo de las etnias de Jalisco que superan los más de 66 mil habitantes.
Aunque los precios para ver la pelea del tapatío van de los 350 a los 50 mil pesos (en ringside), el Gobierno del Estado de Jalisco pagó los ocho mil boletos en mil 250 pesos cada uno.
El otro caso que llama la atención, es el Programa de Impulso a Establecimientos Micro, Pequeños y Medianos de Jalisco, donde los objetivos resultaron ser más ambiciosos que los fondos destinados para lograrlo.
De acuerdo con la convocatoria que tiene vigencia desde el 17 al 19 de abril, la Secretaría de Desarrollo Económico convoca a “las micro, pequeñas y medianas empresas registradas y no registradas ante el Sistema de Administración Tributaria (SAT), domiciliadas en el Estado de Jalisco”, del sector industria, comercio y servicios.
La intención es fomentar su productividad, aumentar las ventas y lograr que aquellos que estén en la informalidad, se registren ante el SAT.
Los lineamientos establecen que podrán destinarse hasta 50 mil pesos en forma individual o 100 mil pesos de manera grupal y a los “aliados estratégicos” (cámaras, organizaciones), hasta 300 mil pesos para que a su vez los hagan llegar a los solicitantes.
Pero el problema viene después. Aunque refiere que la población potencial incluye 107 mil 855 micro y pequeños establecimientos informales; 270 mil 584 micro, pequeño y medianos negocios y 334 cámaras y organismos, la bolsa destinada para el programa es de apenas ¡un millón de pesos!
Es decir, el fondo podría alcanzar para otorgar diez aportaciones de 100 mil pesos; 20 de 50 mil pesos; tres de 300 mil para cámaras y organizaciones y al tratarse de un proyecto para los 125 municipios, en caso de que hubiera un apoyo para cada uno, recibirían en promedio ocho mil pesos.
Todo esto a menos que los interesados, en un ejercicio colectivo, decidieran pedir solo 10 mil pesos, en cuyo caso alcanzaría para cien beneficiados. Para que esto ocurra, tendría que correrse la voz, al estilo de los vendedores ambulantes (también informales), que en la vía pública o en los camiones, solían gritar: “¡Es de a 10, es de a 10..!”
Las prioridades en el gasto público del Gobierno de Jalisco que tanto pregona, suele en ocasiones parecerse a los misterios de los Expedientes Secretos X. Los más recientes ejemplos tienen que ver con una pelea de box y un programa para el fomento a las microempresas.
Ya ha sido cuestionado hasta el cansancio los recursos que destina el gobierno estatal en polémicos proyectos. Como apostar dos años seguidos a invertir 25 millones de pesos (50 millones acumulados), para que aparezca el nombre de Jalisco en el casco del piloto tapatío Sergio “Checo” Pérez.
O los 41.7 millones de pesos en 2022 para la “Naranja Mecánica” (Euzen, La Covacha e Indatcom), las empresas de comunicación que nacieron y crecieron con las administraciones de Enrique Alfaro desde que ganó la alcaldía de Tlajomulco.
Pero los recientes criterios de “prioridad” para utilizar dinero público en dos acciones de gobierno, llaman la atención por la desproporción de los recursos y los fines que persiguen.
El primero es una pelea de box que encabezará Saúl “El Canelo” Álvarez en el estadio Akron el próximo 6 de mayo, para lo cual el gobierno estatal invirtió 10 millones de pesos en adquirir 8 mil boletos que va a regalar a distintos sectores de la población en condición vulnerable, que no pueden pagar la taquilla de este tipo de eventos.
Además del despliegue publicitario para anunciar la pelea por medio de redes sociales, la autoridad estatal implementó un complejo mecanismo para que los interesados puedan participar en distintos sorteos para acceder a los boletos.
Por ejemplo, en el caso de que el aficionado al boxeo sea un habitante de una de las varias etnias de Jalisco, deberá presentar su constancia de pertenencia expedida por la Comisión Estatal Indígena (CEI) y habitar en uno de los pueblos del Padrón de Pueblos Indígenas de la CEI.
También tendrá que enviar una carta dirigida al gobernador, donde le exponga por qué quiere acudir a ver la pelea del “Canelo”. Todos los registros serán colocados en una tómbola y se sacará a 100 ganadores de un boleto, para un censo de las etnias de Jalisco que superan los más de 66 mil habitantes.
Aunque los precios para ver la pelea del tapatío van de los 350 a los 50 mil pesos (en ringside), el Gobierno del Estado de Jalisco pagó los ocho mil boletos en mil 250 pesos cada uno.
El otro caso que llama la atención, es el Programa de Impulso a Establecimientos Micro, Pequeños y Medianos de Jalisco, donde los objetivos resultaron ser más ambiciosos que los fondos destinados para lograrlo.
De acuerdo con la convocatoria que tiene vigencia desde el 17 al 19 de abril, la Secretaría de Desarrollo Económico convoca a “las micro, pequeñas y medianas empresas registradas y no registradas ante el Sistema de Administración Tributaria (SAT), domiciliadas en el Estado de Jalisco”, del sector industria, comercio y servicios.
La intención es fomentar su productividad, aumentar las ventas y lograr que aquellos que estén en la informalidad, se registren ante el SAT.
Los lineamientos establecen que podrán destinarse hasta 50 mil pesos en forma individual o 100 mil pesos de manera grupal y a los “aliados estratégicos” (cámaras, organizaciones), hasta 300 mil pesos para que a su vez los hagan llegar a los solicitantes.
Pero el problema viene después. Aunque refiere que la población potencial incluye 107 mil 855 micro y pequeños establecimientos informales; 270 mil 584 micro, pequeño y medianos negocios y 334 cámaras y organismos, la bolsa destinada para el programa es de apenas ¡un millón de pesos!
Es decir, el fondo podría alcanzar para otorgar diez aportaciones de 100 mil pesos; 20 de 50 mil pesos; tres de 300 mil para cámaras y organizaciones y al tratarse de un proyecto para los 125 municipios, en caso de que hubiera un apoyo para cada uno, recibirían en promedio ocho mil pesos.
Todo esto a menos que los interesados, en un ejercicio colectivo, decidieran pedir solo 10 mil pesos, en cuyo caso alcanzaría para cien beneficiados. Para que esto ocurra, tendría que correrse la voz, al estilo de los vendedores ambulantes (también informales), que en la vía pública o en los camiones, solían gritar: “¡Es de a 10, es de a 10..!”