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La marcha del odio y el rencor

El pasado lunes 14 de noviembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador tuvo una oportunidad de oro para, estratégicamente fumar la pipa de la paz con los cientos de miles de mexicanos que el día anterior habían salido a las calles de todo el país para en resumen, dejarle saber que no permitirán destruya el último organismo que mantiene como una democracia nuestra gran nación, salieron para advertirle que “el INE no se toca”. ¿Y qué hizo AMLO? Reafirmar que es un malcriado, berrinchudo y vengativo. Que está muy lejos de ser un estadista, y que prefiere la confrontación por encima de la conciliación y el diálogo: Anunció su propia marcha para demostrar su gran poder pero también su gran rencor.

Pero siendo realistas, no se podía esperar algo diferente de un hombre que no sabe perder, que nunca ha reconocido una derrota; nunca ha admitido un error o equivocación, que no se caracteriza por actos de humildad y mucho menos aceptará que ha fracasado, y que fue la sociedad la que decidió alzar la voz para defender al Instituto Nacional Electoral (INE).

Por dondequiera que se le quiera ver la marcha fue un éxito; la multitudinaria movilización se registró en más de 60 ciudades y en cuatro países. Los lacayos de la regenta capitalina contabilizaron ridículamente solo 12 mil personas y AMLO dijo en su mañanera que habían sido “entre 50 y 60 mil”. A nadie engañan sus números, ni ellos solos se pueden engañar. Y si bien la cifra real nadie la conoce a ciencia cierta, lo único verdadero es que dolió y dejó una enorme herida en el ego de quien habita en Palacio Nacional.

El descalabro para el Gobierno en el poder fue mayúsculo, siendo que el propio presidente había hecho escarnio durante toda la semana previa mofándose de quienes organizaban y al mismo tiempo agrediéndolos con ofensivos calificativos como es su costumbre.

El enojo cegó a Andrés, quien aún cuando tuvo el resto de la tarde y la noche del domingo para reflexionar lo ocurrido, para analizar una estrategia y preparar lo que diría el lunes en su conferencia Mañanera, lo que hizo fue, como ya lo dije al principio reaccionar como un niño berrinchudo y por eso insisto en qué desperdicio una valiosa oportunidad de reconciliarse con quienes llama sus adversarios.

Ese sector de la población quería escuchar a un presidente humilde, reconociendo que la sociedad organizada se había manifestado y estaba dispuesto a escucharla con atención:

“Creemos que las miles de personas que participaron en la Marcha de ayer tienen que ser escuchadas y por ese motivo voy a instruir se devuelva la iniciativa de reforma electoral para revisarla a fin de que se elabore un nuevo y mejor documento”.

Pero no fue así. Esto fue lo que dijo AMLO en la Mañanera del lunes con su característica ironía y su tono burlón:

“Fue extraordinaria la marcha de ayer, es fuera máscaras, es un striptease público del conservadurismo”.
“Lo del INE fue una excusa, una bandera pero en el fondo los que se manifestaron ayer lo hicieron a favor de los privilegios que ellos tenían antes del gobierno que represento, lo hicieron a favor de la corrupción, a favor de el racismo, del clasismo, de la discriminación, ese es el fondo. Porque ni modo que Roberto Madrazo, Elba Esther Gordillo y Vicente Fox sean demócratas”.
“No participó mucha gente, por eso no llegaron al Zócalo de la CDMX”. “No hubiesen llenado ni la mitad del Zócalo, ayer marcharon yo creo que unos 50 o 60 mil y la plancha se llena con 125 mil. Ojalá y le sigan, que se propongan llenar el Zócalo porque las luchas, aún cuando se trate de mezquindades, requieren de perseverancia“.

Y contrario a claudicar en su pretensión de concretar la Reforma Electoral o al menos dejarla para después, decidió sentenciar su relación con la sociedad anunciando primero un Plan B que a todas luces es violatorio de la ley y luego su propia marcha para dejar claro quien manda.

AMLO dispone de todo el poder, de todo el dinero, de todo el aparato gubernamental, de todo el servilismo de funcionarios y de 22 gobernadores que igualmente pondrán a disposición todas sus estructuras de gobierno, de manera que podemos anticipar una impresionante muestra de músculo.

No es difícil adivinar las diferencias entre la Marcha en defensa del INE y lo que se verá en la movilización convocada por el presidente.

 

En “la marcha de la venganza”, como también han dado en llamar a la manifestación que viene, no habrá contubernios ni acciones desesperadas para reventarla, como sí ocurrió el domingo pasado por parte de funcionarios del gobierno de la Ciudad de México, así que veremos seguramente cientos de miles de personas circulando sin contratiempos, y compartiendo en tiempo real en redes sociales las imágenes y transmisiones en vivo desde todos los puntos de la marcha.

Pero insistiré en algunas discrepancias más; en la marcha en defensa del INE fue la ciudadanía quien convocó y los políticos se sumaron. En la de del próximo domingo es el presidente de la República quien decide salir y llama a todas sus huestes a seguirlo y hacerle llegar a la gente.

En la del INE no hubo acarreados. No se entregaron sandwiches ni frutsis. No hubo amenazas. Ninguna persona acudió bajo riesgo de perder su trabajo, su beca o algún tipo de beneficio. No hubo destrozos. No hubo pintas. No hubo negocios afectados.

De la que viene, no tengo certeza de qué ocurrirá, pero tampoco tengo dudas.

opinion.salcosga@hotmail.com
@salvadorcosio1

• Salvador Cosío Gaona

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Es Abogado por la U de G, con estudios de posgrado en Administración Pública, Economía Política, Economía del Sector Publico, Administración Municipal, Finanzas Publicas, Administración y Desarrollo de Recursos Humanos, Financiamiento para el desarrollo y Políticas Publicas, en diversas instituciones. Tiene el Grado de Doctor en Derecho con la distinción Maxima Cum Laude en la Universidad Complutense de Madrid en España.

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