En su conferencia de prensa “mañanera”, el presidente Andrés Manuel López Obrador, resucitó la alternativa de los diques para proteger a la población de Temacapulín de la inundación por la construcción de la presa El zapotillo.
Solo que al hacerlo, el primer mandatario viajó en el tiempo, ya que era una de las acciones contempladas en 2012 por la Comisión Nacional del Agua (CNA) como un intento de proteger a este centro de población.
Considerado en el Libro Blanco del proyecto, así como en la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) de la Conagua, la dependencia contemplaba una cortina para la presa de 80 metros y diques que en teoría salvarían al pueblo de Temacapulín. Según el documento que incluía una maqueta de los muros (que tuvo un costo de 49 mil pesos), sería una barda de 220 metros de longitud con una altura de diez metros.
En los citados documentos, daban como un hecho que con una cortina de El Zapotillo a 80 metros, los poblados de Acasico y Palmarejo irremediablemente quedarían inundados.
Sin embargo, para Temacapulín, consideraban la construcción de dos diques de materiales graduados, uno al norte de 290 metros y otro al sur de 260 metros de longitud y 12 metros de altura, incluyendo 2 metros de bordo libre para proteger al poblado del agua que se almacene en el vaso de la presa.
Tan fue considerada una medida viable, que hasta la Comisión Estatal del Agua de Jalisco mediante el oficio DG 1298/2013, avaló la propuesta de la Conagua de los diques y en una medida desesperada propuso otros 18 sitios donde podría construirse el embalse.
Pero el entonces director general del Organismo de Cuenca Lerma, Santiago, Pacífico, José Elías Chedid Abraham, descartó los famosos diques y sostuvo que lo único que debía hacerse era reubicar a los habitantes de Temaca.
De acuerdo con un dictamen emitido por expertos de la propia comisión, al ser una cuenca cerrada, los diques obligarían a construir una planta de bombeo de drenaje sanitario y una más para el agua pluvial, ambas con equipos de emergencia por falla de energía eléctrica, pero que en caso de una lluvia extraordinaria no evitarían inundaciones en el poblado y se pondrían en riesgo vidas y bienes materiales.
La resolución técnica exponía que revisaron las paredes de la cañada en Temacapulín y encontraron filtraciones sobre todo en el sitio sur donde se levantaría uno de los diques.
Por si fuera poco, una vez que El Zapotillo llegara al nivel de agua máxima, por las características geológicas de la zona, se presentarían flujos hacia el poblado, además de aumentar los mantos freáticos que condenarían a las fincas del pueblo a una constante humedad en sus cimentaciones. Debido a todo esto, concluían que los diques eran inviables.
El que fuera director técnico del Organismo Cuenca Lerma-Santiago-Pacífico de la Comisión Nacional del Agua, José Luis Hernández Amaya, reconoció en su momento que la única alternativa para que los tres poblados no se inunden era con una cortina a 60 metros de altura.
Sólo que la estructura de la presa ya alcanzó los 79 metros con 80 centímetros y demolerla para que quede en 60 metros, implica que León, Guanajuato, no reciba agua del Río Verde… en caso de que al río regresaran los caudales que registró hace cuatro décadas.