A los recortes de personal especializado que han ocasionado un rezago en la atención de cuerpos y dictámenes en el Servicio Médico Forense (Semefo), hay que añadir las bajas ocasionadas por las ausencias laborales motivadas por la pandemia.
Resulta que un ejército de trabajadores del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, cayó en varios de los supuestos de grupos vulnerables que fueron enviados a “laborar” a casa pese a tratarse de una actividad completamente operativa.
Personas de 60 años, con diagnóstico de hipertensión, con asma, diabetes u otro padecimiento crónico, suman semanas de no acudir al organismo como parte de las medidas preventivas.
Por si fuera poco, también se ha abusado de una figura mediante la cual se aprobaban ausencias con los denominados “formatos de incidencia”, mediante los cuales un jefe de área otorgaba permisos para no acudir a algunos de sus subordinados.
Las incidencias se daban por causas que justificaran las ausencias, pero se otorgaban mes con mes. No obstante, hay casos donde se han autorizado incidencias por tiempo indefinido.
De tal suerte que hay personal que no se presenta a laborar al instituto amparado en haber recibido la anuencia de ausentarse por un tiempo sin fecha de retorno y con su salario intacto.
Pero la pandemia también derivó en otras situaciones que motivaron la inconformidad de trabajadores que no se atreven a elevar la voz por temor a represalias.
Por ejemplo, aunque el personal del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses se encuentra en un apartado para ser considerado para recibir la vacuna contra el covid 19, el personal del área jurídica fue vacunado antes que el operativo.
También a raíz de las recientes publicaciones que se han dado en los medios de comunicación, se sabe ya que los que trabajan en el organismo están pasando por situaciones complicadas por las condiciones de los equipos que carecen de mantenimiento.
El aire acondicionado falla y con los calores y olores de los cadáveres, aquello se convierte en un suplicio. El domingo, el personal reportó que en psicología el termómetro alcanzó los 38 grados y las máquinas en informática, donde están los expedientes digitalizados, estuvieron a punto de fallar por calentamiento; además un equipo muy valioso donado por Estados Unidos no se usa por falta de reactivos.
Existe presencia de fauna nociva como ratas y cucarachas en algunas zonas del instituto y ya se espera con temor las lluvias que causan inundaciones en el estacionamiento y otras áreas.
Y hay casos de trabajadores afectados en sus derechos laborales. Aunque con la pandemia el gobierno garantizaba salarios y prestaciones a los que fueran enviados a casa, hay mujeres embarazadas y peritos de más de 60 años a los que les quitaron el bono que recibían.
En las doce delegaciones del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses las cosas no andan mejor. Cuentan en cada plaza en promedio con un médico y un perito para atender a cada región. Tan solo Magdalena atiende a 14 municipios y en Lagos de Moreno hay denuncias que grupos criminales han impedido al personal del Semefo recoger cuerpos cuando atendían un servicio.
Por cierto, el perito de Lagos tiene más de 60 años y no se va casa porque no hay quien haga el trabajo.