El templo de San Francisco, una joya de 441 años, ha permanecido los último cuatro con sus puertas cerradas debido a los daños ocasionados por la construcción de la Línea 3 sin que la empresa responsable y las autoridades federales, hayan rezado ni un ave maría por su salvación.
Considerado un monumento de valor histórico, el ex convento fue perjudicado por las obras de la tuneladora, pero también por una serie de omisiones que incluyen la falta de planeación, el incumplimiento a las reglas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y errores en las medidas de protección del edificio al recurrir a una técnica que no funcionó.
Los primeros errores cometidos en la construcción del túnel, tienen que ver con la falta de un proyecto ejecutivo que tomara en cuenta los suelos de esa zona de Guadalajara y sus mantos freáticos, por eso fueron recurrentes las inundaciones durante los trabajos y los “socavones” que se registraron en La Normal, frente a la Casa de los Perros y al lado del templo de San Francisco.
Un “Análisis de la subsidencia (hundimientos) de la Línea 3 del Metro (sic) Urbano de Guadalajara”, elaborado por Benito Cabello Gómez de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad de Sevilla, da cuenta de este problema ocasionado por la construcción de túneles y específicamente del caso de la Línea 3.
Refiere que al paso de la tuneladora “La Tapatía”, se registraron hundimientos de entre tres y ocho centímetros, muy por encima de los tres centímetros que señalaba el proyecto como el umbral de “alarma”.
El estudio se hizo en un tramo de 600 metros por ser la información que se tenía disponible, pero en ese trayecto se incluía el templo de San José, la Casa de los Perros, la presidencia municipal de Guadalajara y la Catedral.
En el análisis presentado como trabajo final de maestría, se detectaron en la zona donde hay varios edificios de valor histórico, hundimientos de cinco hasta diez centímetros en superficie y de 24 centímetros en profundidad, que representan cinco veces lo previsto en el proyecto lo que significa que habría sido mal calculado y la tuneladora mal operada.
La empresa española Sener, presumió en 2018 en la revista hispana Interempresas el “caso de éxito” que representó construir el tramo subterráneo de la Línea 3 de Guadalajara.
Cuentan que como lo hicieron con una obra similar que pasa por la Sagrada Familia en Barcelona, en México cuidaron seis monumentos históricos como el templo del Santuario de Guadalupe, Templo de San José, Museo del Periodismo, Palacio Municipal, Catedral Metropolitana y Templo de San Francisco.
Y explican que “con la implantación de tratamientos en los terrenos apropiados, se consigue la reducción del impacto por la excavación de un túnel prácticamente a cero, como quedó demostrado en la catedral e iglesia de San Francisco”.
En el caso del último templo, se recurrió a la técnica de jet grouting, es decir, inyectar cemento para proteger los cimientos. Pero la estrategia fracasó y la tuneladora cimbró los gruesos muros de San Francisco, causó las grietas, dañó las bóvedas y silenció los rezos por ya cuatro años.