Hace un año, el domingo 8 de marzo de 2020, decenas de miles de mujeres tomaron las calles de las principales metrópolis de México para protestar por el machismo arraigado y la violencia de género. Al día siguiente, permanecieron en sus hogares para hacer notar su ausencia en las calles, oficinas, y aulas de clases, como una forma de protesta por la violencia que padecen y exigir al gobierno tomar medidas.
No pocas féminas lo vieron como un punto de partida para generar y dar paso al esperado cambio, a las anheladas acciones de gobierno que derivarían en reformas a las leyes y en políticas públicas para mejorar su condición a fin de brindarles un entorno más confortable como lo prometió el actual régimen.
Pero a un año de distancia, en respuesta a sus demandas se encontraron con un muro; decenas de vallas rodeando Palacio Nacional por instrucciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, el mismo personaje que durante meses hizo un plantón en el Zócalo capitalino sin que nadie le molestara o se atentara contra su libertad de expresión.
Al presidente López Obrador, lo que le han solicitado las mujeres desde que llegó al poder ha sido seguridad, ha sido protección, ha sido atención a sus demandas, y garantías para desempeñarse en su vida cotidiana sin miedo, sin ser violentadas, sin ser acosadas, sin ser asesinadas.
¿Por qué están enojadas las mujeres?
Porque el tabasqueño decidió colocar un muro ante su incapacidad de darles respuesta, y porque optó por esconderse después de solapar a un imputado al que ha decidido proteger haciendo oídos sordos a las acusaciones que tiene en su contra.
Están enojadas porque López Obrador no ha parado de descalificar el movimiento feminista.
“Ya chole”, dio como respuesta a los reclamos de las mujeres que le pedían frenar la candidatura al gobierno de Guerrero de Félix Salgado Macedonio, sobre quien pesan 5 demandas por violación y acoso sexual; además, identificó al movimiento como “conservadores disfrazados”; también dijo que se trata de una “simulación”; que “romper el pacto patriarcal” es un “concepto importado”; y aseveró que 90 por ciento de las llamadas contra la violencia de las mujeres son falsas.
El presidente no solo no ha tomado en serio sus demandas sino por el contrario, les ha regateado la salud y sus derechos, las ha abandonado en lo laboral y en lo económico, ha incumplido políticas públicas, y las ha dejado solas a merced de la delincuencia, la inseguridad y de sus victimarios.
Están enojadas porque en el Presupuesto de Egresos para este 2021, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador desapareció 26 programas para igualdad y redujo el monto de otros 38.
Entre los programas que desaparecieron están el de Fomento de la cultura de la participación ciudadana en la prevención del delito, el Programa de Apoyo para la Productividad de la Mujer Emprendedora, el Programa Nacional de Convivencia Escolar, Fortalecimiento de la Calidad Educativa, Rectoría en Salud, Programa de estancias infantiles para apoyar a madres trabajadoras, Programa de vivienda digna, Programa de Coinversión Social, Programa de Derechos Indígenas y el Investigar y perseguir los delitos relativos a la Delincuencia Organizada.
Entre los programas que se mantienen pero con reducciones presupuestales están el de Políticas de igualdad de género en el sector educativo, Programa de Becas Elisa Acuña, Programa para el Bienestar Integral de los Pueblos Indígenas, Protección y defensa de los derechos humanos, Programa de Apoyo para el Bienestar de las Niñas y Niños, Hijos de Madres Trabajadoras, Salud materna, sexual y reproductiva, Atención a Víctimas y Programa de Apoyo a las Instancias de Mujeres en las Entidades Federativas (PAIMEF).
Están enojadas porque bajo la égida del gobierno obradorista ha incrementado la muerte materna, cerraron servicios ginecológicos, no se atendió la violencia obstétrica y se anularon los tratamientos para cánceres femeninos.
Están enojadas porque en México 10 mujeres son asesinadas cada día, aunque se conoce existe un subregistro que indica que la cifra real de feminicidios asciende a 20 cada 24 horas. En 2020, 3 mil 752 mujeres fueron asesinadas en México; sin embargo, menos de la cuarta parte – 25 por ciento– de los casos se investigó como feminicidio.
Con motivo del Día internacional de la Mujer, este 8 de marzo más de 2 mil 500 mujeres, entre ellas comunicadoras, escritoras, artistas, activistas, amas de casa, investigadoras y estudiantes, publicaron una carta dirigida al presidente Andrés Manuel López Obrador en la que exigen enfrentar la violencia feminicida con perspectiva de género y reclaman al mandatario su desdén y descalificaciones.
En la misiva que se comparte a través de redes sociales, manifiestan:
“En México se protege el Palacio Nacional antes que a las mujeres de los feminicidas y los violadores. En México va a la cárcel una mujer que aborta antes que un candidato violador. Exigimos una estrategia nacional de seguridad con perspectiva de género para frenar los feminicidios, fortalecer las instituciones para denunciar la violencia de género que esta pandemia ha agudizado y leyes que garanticen nuestros derechos humanos”.
Exigimos también que se rompa el pacto patriarcal con el que ha defendido y ha llevado hasta hoy al presunto violador Félix Salgado Macedonio a la candidatura oficial”, complementa el documento suscrito por mujeres como la actriz nominada al Oscar, Marina de Tavira, la directora Natalia Beristain, la cantautora Julieta Venegas o la escritora Brenda Lozano.
La carta remarca que en nuestro país cada día 11 mujeres y menores de edad son asesinadas, que el 97% de los feminicidios queda impune y que cada cuatro minutos una mujer es violada; que más de la mitad de las mujeres en nuestro país ha sido víctima de violencia por parte de su pareja sentimental, que a causa del transodio, las mujeres trans tienen una esperanza de vida de 35 años. Asimismo, señala, la brecha salarial entre hombres y mujeres de nuestro país es una de las más grandes entre países miembros de la OCDE
La mayoría de las mujeres privadas de su libertad, manifiestan las firmantes, están allí por un crimen cometido por un hombre, en defensa a una agresión en su contra o en contra de sus seres queridos; también que el sistema de opresiones coloniales hasta el día de hoy perpetúa la violencia en contra de las mujeres de pueblos originarios.
“Detrás de estas cifras estamos nosotras: madres, hijas, hermanas, amigas, vecinas, compañeras. Somos historias. Somos las personas que amamos, somos la música que escuchamos, somos nuestra comida favorita, somos el campo en el que trabajamos, somos el arte que creamos, somos las empresas que impulsamos, somos los deportes que practicamos. Estamos hartas de las diferentes violencias en nuestra contra, desde las bromas machistas hasta los feminicidios”, concluye la misiva.
Por todo eso y mucho más, están enojadas las mujeres.
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