No se explica que a pesar de que se ha comprobado su eficacia para reducir la gravedad en enfermos por COVID-19; que ya se usa con resultados satisfactorios en más de 50 países; y que según ha trascendido, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, fueron tratados con el Remdesivir, mismo medicamento que fue suministrado al exmandatario de Estados Unidos de América, Donald Trump cuando se contagió del nuevo coronavirus, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) continúe negando al laboratorio farmacéutico Gilead el uso de este profármaco como tratamiento contra la Covid-19 en México.
Si bien, por allá del mes de noviembre, un estudio de la OMS puso en duda su efectividad, la agencia reguladora de medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó desde octubre pasado la utilización plena del antiviral en el tratamiento de enfermos hospitalizados por coronavirus.
En el mes de mayo, la FDA había emitido una autorización de uso de emergencia de la droga, después de que se descubriera que el tratamiento acortaba el tiempo de recuperación de algunos pacientes hospitalizados. La decisión llegaba dos días después de que Gilead, el laboratorio que produce el antiviral, publicara un estudio preliminar sobre su eficacia en pacientes que habían contraído la enfermedad.
Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió por las mismas fechas que un ensayo global de terapias contra el coronavirus determinó que el medicamento no tiene un efecto sustancial en la reducción de los días hospitalizados ni en las posibilidades de supervivencia en los casos más graves del virus. Los resultados se desprendieron del muy esperado ensayo Solidarity, que estudió los efectos del Remdesivir y otros tres posibles fármacos en 11.266 pacientes hospitalizados a nivel gobal.
Gilead cuestionó las declaraciones de la OMS, ya que su estudio no estuvo supervisado por expertos. Además, señalaron que el experimento debería haberse hecho de forma “ciego”, lo que significa que los participantes y sus médicos no deberían saber qué tratamientos se estaban utilizando para evitar sesgos de opinión o prejuicios. “Desde el comienzo de la pandemia de COVID-19, Gilead ha trabajado sin descanso para ayudar a encontrar soluciones a esta crisis de salud global”, expresó el director ejecutivo de Gilead, Daniel O’Day, en un comunicado.
El Remdesivir es un profármaco (una sustancia inocua que se transforma en fármaco dentro del organismo cuando es metabolizada) antiviral. Pertenece a la familia de los análogos de los nucleótidos y actúa inhibiendo una enzima del virus indispensable para su multiplicación.
Comenzó como un tratamiento para el ébola y el virus de Marburgo, pero también demostró utilidad contra el virus respiratorio sincitial, el de Junín, el de la fiebre de Lassa y algunos coronavirus como los causantes del síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS) y del síndrome respiratorio agudo grave (SARS). Actualmente se estudia su uso contra los virus de Nipah, Hendra y el COVID-19. En pocas palabras, su mecanismo consiste en interferir la replicación del microorganismo invasor.
Un informe publicado el 8 de octubre en la revista New England Journal of Medicine confirmó los beneficios del Remdesivir para tratar a las personas hospitalizadas por COVID-19. En él, los investigadores dirigidos por un equipo del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) proporcionaron los datos finales de un estudio que publicaron por primera vez en mayo.
La investigación, que incluyó a 1.062 personas que fueron asignadas al azar para recibir Remdesivir intravenoso o un placebo durante un máximo de 10 días mientras estaban en el hospital, le ofreció a los investigadores datos más detallados sobre cómo el fármaco afectó las métricas, incluido el tiempo que las personas debían recibir oxígeno suplementario o utilizar respiradores.
Todos los participantes mostraron evidencia de infección respiratoria, principalmente neumonía, y se consideró que el 85% tenía una enfermedad grave, lo que significaba que tenían al menos uno de tres síntomas: sus niveles de oxígeno en sangre estaban por debajo del 94%; requerían oxígeno suplementario; o necesitaban un ventilador para respirar.
Entre todos los participantes, tanto con COVID-19 grave como con síntomas más leves, los que recibieron Remdesivir pudieron ser dados de alta del hospital en promedio cinco días antes que los que recibieron placebo.
El presidente Donald Trump fue tratado con Remdesivir cuando fue hospitalizado al contraer COVID-19.
Expertos de todo el mundo han asegurado que el remdesivir disminuye hasta 30% la evolución de los pacientes a terapia intensiva, y por lo tanto, la intubación y el deceso.
Algunos medios de comunicación aseguran que el presidente López Obrador y el subsecretario Hugo López-Gatell han tenido acceso a este fármaco durante sus respectivos tratamientos, un beneficio que evidentemente millones de mexicanos que se han contagiado no han tenido, y de ahí que al menos 200 mil tuvieran un desenlace fatal.
Ahora bien, hay que precisar que la Cofepris dio su autorización únicamente para que el Redemsivir sea utilizado en una serie de estudios en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirám”; la Unidad Temporal Citibanamex; los Hospitales Generales Ajusco medio y “Enrique Cabrera”, ambos de SEDESA, bajo la colaboración del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), quien apoyó con la adquisición de los medicamentos, de manera que solo se usa a nivel hospitalario.
Una explicación, para entender la negativa del Gobierno de México a aceptar tratar a pacientes con este antiviral, sería su alto costo.
En una publicación de Reforma, Francisco Moreno, jefe del programa COVID-19 en el Hospital ABC, detalló que el tratamiento cuesta entre 70 y 80 mil pesos, y en terapia intensiva la suma se eleva hasta los 150 mil pesos; agregó que un paciente intubado está en promedio 23 días hospitalizado sin la garantía de que sobreviva, por lo que el costo humano es muy alto.
Sin embargo, reprochó que la prohibición de su uso en el país, salvo en protocolos médicos, ha generado que en el mercado negro cueste hasta medio millón de pesos; y al no ser aprobado por Cofepris, las aseguradoras de gastos médicos no lo cubren.
“Cuantos mexicanos fallecidos por #COVID19 necesita tener México para que @COFEPRIS se digne aprobar REMDESIVIR. Solo se obtiene a través del mercado negro, tarde y a precios altísimos.
Hago un URGENTE llamado a su aprobación”, escribió en twitter el doctor Francisco Moreno.
En tanto, la senadora Lilly Téllez volvió a arremeter contra el gobierno de Andrés Manuel López Obrador por no autorizar el remdesivir como un tratamiento aprobado para atender el COVID-19. En especial, señaló que esta es la tercera vez que el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) niega la aprobación de su iniciativa.
“Si el Señor Presidente y Hugo López tuvieron acceso a ese medicamento, es un privilegio que les brinda el poder político y que niegan a los ciudadanos”, escribió el pasado 27 de febrero en redes sociales.
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