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El Zapotillo, proyecto eterno

La forma como el gobierno federal ha mantenido con vida artificial al proyecto de la presa El Zapotillo, ha tenido episodios de humor involuntario.

Por ejemplo, en una reunión celebrada en Palacio Nacional con autoridades de la Comisión Nacional del Agua, un grupo de habitantes de Temacapulín, escucharon la “explicación técnica” de por qué se siguen destinando cientos de millones de pesos para el embalse como los etiquetados para este 2021.

Les expusieron que necesitaban dichos recursos para el mantenimiento de la obra y para evitar accidentes como una ladera que registra deslaves que podrían provocar que se tapen los conductos y esos conductos causar “un llenado accidental de la presa”.

Con este argumento de evitar “un llenado sin querer queriendo” del embalse, el gobierno destinó 300 millones de pesos en su presupuesto federal de 2021 con clave 0616B000034 para la Construcción del Proyecto de Abastecimiento de agua potable Zapotillo para la ciudad de León, Guanajuato y para tareas que van más allá del mantenimiento prometido:

“Construcción Presa Zapotillo, acueducto, Planta Potabilizadora, infraestructura de macro distribución. Incluye estudios y proyectos, pago de indemnizaciones, obras complementarias y reubicación de localidades afectadas; asesoría y supervisión técnico-administrativa, así como otras asesorías”.

La historia del aguerrido proyecto de utilizar las aguas del Río Verde, comenzó a manejarse desde 1941 con dos visiones parecidas. Para León, se planeó como la solución de abasto para la ciudad; mientras que para Jalisco, se hablaba de traer agua de los Altos para Guadalajara.

En la década de los noventas el gobierno federal decretó el aprovechamiento de las aguas del Río Verde para uso doméstico y urbano, con un reparto para Jalisco y Guanajuato de volúmenes que según especialistas en temas hidráulicos ya no existen.

En teoría, la presa El Zapotillo, beneficiaría a dos millones 400 mil habitantes de los Altos y León, que requeriría de un acueducto de 140 kilómetros para la ciudad guanajuatense, la concesión de abasto de agua potable por 25 años, con un tanque regulador de 100 millones de litros y un circuito distribuidor de 40 kilómetros.

Sin embargo, el proyecto ha dado tumbos y nada se ha concluido. Tres comunidades, Acasico, Palmarejo y Temacapulín, fueron amenazadas con su desaparición, sin mediar los procedimientos legales para la extinción de centros de población.

Numerosos amparos han frenado los trabajos; Abengoa, la compañía española que ganó la licitación del acueducto, renunció a la misma y demandó al gobierno para que la indemnice; el presidente Andrés Manuel López Obrador prometió consultar a la gente y cancelar el proyecto; pero a los guanajuatenses les dijo que habría abasto de agua para León y las dependencias que administran el agua en el país, siguen recibiendo recursos para el “mantenimiento” de la presa.

Con habitantes de Temacapulín que no ceden en su defensa y un gobierno que no cancela la obra, no es extraño que el Sistema de Agua Potable de León, Guanajuato, manifieste su optimismo en un apartado de sus “proyectos prioritarios”, donde dice que con El Zapotillo y el acueducto proyectados para garantizarles el abasto por 25 años, en realidad la ciudad tendrá agua “para siempre”.

• Carlos Martínez Macías

Director General de Paralelo 20. Es un periodista de larga trayectoria en prensa, radio, televisión y medios digitales. Ha realizado coberturas especiales en México y el extranjero. Ganador del Premio Jalisco de Periodismo.

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