El pasado fin de semana, nuestro país rebasó la cifra de 110 mil muertos a causa de la pandemia por Coronavirus. Y en tanto el personal de la salud se declara cansado y desmotivado por la inconsciencia de muchos mexicanos que siguen acudiendo a bares, antros, fiestas y reuniones, el presidente Andrés Manuel López Obrador insiste en que el número de contagios va a la baja aunque el semáforo epidemiológico diga lo contrario y los hospitales estén a tope de personas contagiadas por COVID-19.
Todavía la mañana de este lunes, el mandatario reiteró durante su conferencia de prensa que no hay necesidad de tomar medidas extremas pues desde su óptica el pueblo de México es muy responsable.
“Si se tiene un pueblo consciente, responsable, fraterno, que sabe autolimitarse, no tengo porqué estar pensando en fatalidades, en extremismos, en que se va a requerir la fuerza. No, hay otras formas, es un pueblo muy consciente, responsable, avispado, muy informado. Vamos a esperar, ayudemos todos corriendo la voz de que hace falta que nos cuidemos todos.
Ante la inminencia de las fiestas de fin de año y el periodo de compras, el presidente Andrés Manuel López Obrador insistió hoy en su llamado “de manera respetuosa a que nos cuidemos”.
Como quien dice, López ‘ve la tempestad y no se hinca’; no le han sido suficientes las más de 110 mil muertes, los más de un millón 180 mil contagios, las cifras récord en personal de salud que ha perdido la vida, el que México ocupe el cuarto lugar en cuanto al número de muertos en todo el mundo, el primero en letalidad por cada millón de habitantes, y que sea calificado como la peor nación del planeta para estar durante una pandemia.
Nada ha hecho al titular del Poder Ejecutivo ni siquiera colocarse un Cubrebocas, mucho menos aplicar mano dura para que se respeten los protocolos de sanidad.
Por ello, no es de sorprender el jalón de orejas que la Organización Mundial de la Salud (OMS) propinó recientemente al gobierno que encabeza.
Aunque no lo acepte y no le guste al actual régimen, ese llamado de atención del máximo organismo de la salud refleja la alarma que existe por las condiciones de caos, alto nivel de contagios y muerte que privan en nuestro país, en el cual contrario a “aplanar la curva” cada vez se rompen más récords en propagación, decesos, y de ocupación de hospitales, sin que se conozca alguna estrategia por parte de las autoridades de salud o del propio gobierno para intentar contrarrestar los efectos de la pandemia por COVID-19.
Y es que, a los ojos del mundo, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se ha tomado el tema a la ligera. Los medios de comunicación de todo el planeta lo han exhibido primero, comiendo garnachas e invitando a la gente a salir; exhortando a la gente a abrazarse; mostrando sus estampitas del “Detente enemigo”; diciendo que “la pandemia nos cayó como anillo al dedo”; y rechazando en múltiples ocasiones usar el Cubrebocas.
AMLO, se ha mostrado al mundo como un inconsciente, por decir lo menos, solo al nivel de otros mandatarios que se han mofado y han desestimado los efectos del coronavirus, como el presidente brasileño Jaír Bolsonaro y el polémico todavía mandatario estadounidense Donald Trump; por ello no sorprende el caos por la pandemia.
Lo más grave es que no hay una estrategia en México. La mayor esperanza de este gobierno está puesta en una vacuna de la que no se tiene total confianza en cuanto a su efectividad; se desconocen sus efectos secundarios; no se sabe cuándo llegará; cómo se distribuirá; en qué momento se comenzará a aplicar y para cuánta gente alcanzará.
“Mejor prevenir que lamentar”, ha dicho el presidente el viernes 4 de diciembre, cuando alrededor de 300 mil personas han perdido la vida en México ante la falta de prevención, de Comunicación asertiva, y de una estrategia eficaz.
Y ni siquiera en estas circunstancias ha tenido la decisión para imponer medidas más contundentes, todas sus recomendaciones en torno al tema son solo una invitación a quedarse en casa, porque dijo, «Nosotros tenemos que seguir autolimitándonos, manteniendo nuestra libertad a salvo. Nada de autoritarismos, sino que actuemos como siempre lo hemos hecho, de manera responsable».
López Obrador ha afirmado que aunque el problema pudiese escalar, “estamos preparados y vamos a seguir adelante”.
Pero nunca estuvimos preparados;
En una publicación del 24 de noviembre, Bloomberg analizó los números para determinar los mejores lugares del mundo para estar en la era del coronavirus: ¿dónde se ha manejado el virus de manera más efectiva con la menor cantidad de interrupciones para los negocios y la sociedad? Y en este listado, México ocupa el último sitio del ranking (53), exhibido como el peor país para vivir durante la pandemia.
Nuestra nación se ubica actualmente en el cuarto lugar de entre los países con mayor número de muertos durante la pandemia solo por debajo de Estados Unidos, Brasil y La India; ostenta además el mayor número de decesos por millón de habitantes, y mantiene el primer sitio en lo que se refiere a muertes de personal de salud por COVID-19.
Por ello, insisto, no sorprende que la Organización Mundial de la Salud (OMS), haya hecho un llamado a nuestro país para que se tome en serio la problemática que vive. Su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, aseguró que México está en muy mala situación frente a la emergencia sanitaria a causa del covid-19, dado que vio duplicar el número de casos y muertes a mediados y finales de noviembre.
En conferencia de prensa el funcionario enfatizó: “El número de casos y muertes se duplicó. Queremos pedirle a México que se lo tome muy en serio”. Pero no es una recomendación que vaya a encontrar eco en los oídos de quien simplemente “ve la tempestad y no se hinca”.
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