Cada minuto que pasa aleja más al todavía presidente Donald Trump de la Casa Blanca. El conteo de los votos que se emitieron vía correo sigue fluyendo y hundiendo su aspiración de permanecer cuatro años más como presidente de Estados Unidos de América. De continuar la tendencia que ya parece irreversible, Trump deberá abandonar la residencia despojándose de su investidura presidencial y la inmunidad que esta le confería frente a los cerca de 4 mil juicios que se asegura existen en su contra, por lo que su futuro a partir del 20 de enero de 2021, estaría muy ligado a los tribunales donde habrá de defenderse de las imputaciones en su contra.
Por ello no es de extrañar esté peleando “como gato boca arriba”, -como se dice coloquialmente-, para defender lo que desde la noche del martes, -cuando todavía no se levantaban las mesas de votación-, él ya denunciaba como un intento de robo electoral, sabedor de que una derrota no quedaría solamente en lo anecdótico, en un fracaso, una humillación política o un revés a su orgullo, sino que corre el riesgo de terminar en prisión.
Trump está furioso con el curso que ha seguido el proceso de elección y después de haber impugnado legalmente los comicios en Wisconsin, Michigan, Georgia y Pennsylvania, ha amagado con llevar su inconformidad a la Corte Suprema para que sea esta la que delibere sobre lo que a su juicio es un robo electoral.
Por otro lado, de acuerdo a medios estadounidenses, el mandatario podría enfrentar procesos penales ante la posibilidad de que se le imputen cargos criminales que tienen que ver con fraude bancario, fraude de impuestos, lavado de dinero, y fraude electoral, entre otros.
Como si esto fuera poco, Trump enfrenta grandes riesgos financieros, incluyendo, una enorme deuda personal y dificultades con su imperio empresarial.
El diario The New York Times ha dicho que en los próximos cuatro años Trump tiene que pagar más de 300 millones de dólares en préstamos, en momentos en que algunas de sus inversiones personales no pasan por el mejor momento.
Y si Trump sale derrotado en los comicios, como todo apunta ocurrirá, tal vez sus acreedores sean menos flexibles a la hora de exigir el pago de esas obligaciones.
El presidente asegura haber sido víctima de numerosas conspiraciones por parte de sus enemigos para acusarlo falsamente de haber cometido crímenes antes y durante su tiempo en el poder; niega de manera tajante haber cometido cualquier falta, y subraya el haber salido airoso de las investigaciones que ha llevado a cabo el Departamento de Justicia en torno a los numerosos escándalos que han enmarcado su gestión, así como del juicio político que le realizó el Congreso a comienzos de este año.
Pero todos esos procesos partían de la base de la inmunidad presidencial frente a los procesos penales. El Departamento de Justicia ha dicho en repetidas ocasiones que un mandatario no puede ser procesado penalmente mientras ocupe el cargo.
No obstante, esas investigaciones podrían ser la base de nuevas actuaciones judiciales en su contra.
Ahora bien, cabe la posibilidad que el presidente pudiera auto perdonarse por cualquier violación a las leyes federales que hubiese cometido, aunque no hay antecedentes en la historia del país de una situación semejante.
En cambio, sí ha ocurrido que un mandatario que enfrenta la posibilidad de cargos criminales se despoje de su investidura y sea perdonado por su sucesor.
Ese fue el caso en 1974 cuando Richard Nixon renunció después del escándalo de corrupción de Watergate, y su entonces vicepresidente y sucesor en el cargo, Gerald Ford, le extendió un perdón judicial total.
De manera que, si Trump no se atreviese a auto amnistiarse, tendría algún incentivo para renunciar al cargo antes del final de su periodo, que se cumple el 20 de enero de 2021, y dejar en su lugar al actual vicepresidente Mike Pence, para completar los días finales del periodo presidencial y que este le otorgase el perdón por anticipado de cualquier crimen a nivel federal que hubiese podido cometer.
Pero otro problema para el magnate neoyorquino es que los medios estadounidenses también han estado ventilando la posibilidad de que, aparte de cargos federales, enfrente cargos criminales a nivel local.
El 1 de noviembre, la publicación The New Yorker se unía a muchos otros medios estadounidenses discutiendo un escenario en el que el fiscal de Nueva York, Cyrus Vance, quien ha estado investigando los negocios privados del presidente, podría eventualmente acusarlo de irregularidades relacionadas con su pasado como magnate inmobiliario.
Se menciona que hay investigaciones agresivas en curso por el Fiscal General del Estado de Nueva York, y el Fiscal del Distrito de la Ciudad de Nueva York sobre irregularidades de impuestos y de otra índole potencialmente cometidas antes de que fuese presidente.
A diferencia de los cargos federales, los de nivel local no son susceptibles de perdón presidencial.
Los expertos insisten en que no hay seguridad de que las autoridades decidan emprender estas acciones en contra de Trump, incluso si creyesen que existe evidencia para justificarlo.
Ya en 1974 el gobierno de la época decidió que enjuiciar a Nixon solo extendería la agonía del escándalo de Watergate, y, alegando conveniencia nacional, prefirió perdonarlo.
Al respecto, Joe Biden dijo el pasado 6 de agosto en una entrevista que, en caso de ser elegido presidente, ni se opondría ni impulsaría un proceso penal contra Trump, dejando esa decisión enteramente a los fiscales del Departamento de Justicia.
Así que si esos fiscales federales, o los del estado de Nueva York, finalmente deciden adelantar un proceso contra Trump, y este fuera encontrado culpable por cargos como los que se han discutido, podría enfrentar una pena de años en prisión.
Todo parece indicar que el destino del todavía presidente Donald Trump está más cerca de los tribunales de lo que él mismo pudo imaginar; tanto si se decanta por seguir esa ruta para pelear lo que parece ser una inminente derrota electoral en su intento de permanecer cuatro años más en la Casa Blanca, como por guarecer su libertad ante investigaciones que deberán seguir su cauce al perder la inmunidad que ha gozado gracias a su investidura presidencial, pero que habrá muy posiblemente de concluir el 20 de enero de 2021.
opinion.salcosga@hotmail.com
@salvadorcosio1