Un interesante estudio por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha descubierto datos por demás reveladores que quizá nos puedan ayudar a tener una mejor concepción en torno a la emergencia sanitaria que se vive en México por Coronavirus y que apuntan a la existencia de una importante selectividad de la mortalidad por algunas condiciones demográficas y socioeconómicas.
Dicho estudio a cargo del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias, y encabezado por el investigador Héctor Hiram Hernandez Bringas, denominado “Mortalidad por Covid-19 en México”, da cuenta que “al 27 de mayo de 2020, México se ubicaba ya entre los primeros 8 países con mayor número de muertes por covid-19 y en el tercer lugar de América, detrás de Estados Unidos y Brasil. Con una tasa de mortalidad calculada por cien mil habitantes, sin embargo, sigue siendo comparativamente reducida hasta esa fecha.
En nuestro país, uno de los datos que debiera ser más consistente para estudiar el impacto del covid-19, es el de la mortalidad; ya que el número de contagios es bastante impreciso, sobre todo si no se aplican pruebas masivas a la población.
En esta nota se recogen las estadísticas de mortalidad del Sub- sistema Epidemiológico y Estadístico de Defunciones (seed) de la Secretaría de Salud Federal, sistema de información que se alimenta de los certificados de defunción expedidos en la República mexicana. Se consideran todos los certificados en los que se asentó como causa principal o causa antecedente la palabra cov o covid al 27 de mayo de 2020. Los certificados de defunción contienen información socio demográfica importante de la cual se hace una revisión preliminar. Como se verá, los datos apuntan la existencia de una importante selectividad de la mortalidad por algunas condiciones demográficas y socioeconómicas. En particular se describe lo siguiente: distribución de la mortalidad por edad y sexo, por entidad federativa, por escolaridad, por ocupación y por institución o lugar donde ocurrió la defunción.
No se soslaya la controversia existente, en medios nacionales e internacionales, en torno a que el número de muertes por covid-19, en México, debería ser superior, bajo el argumento plausible de que un buen número de decesos que en realidad fueron originados por el covid-19, sean atribuidos, por buenas o malas razones, a otros padecimientos especialmente respiratorios. Pero este es un tema que habrá de revisarse cuando esté disponible la información necesaria.
¿Cómo se distribuye la mortalidad por covid-19 entre los grupos demográficos?
El 70 por ciento de los muertos por covid-19 son hombres. Por este padecimiento murieron 2.1 hombres por cada mujer que falleció. Sin embargo, eso no ocurre en todas las edades: entre 1 y 19 años mueren más mujeres que hombres. El 71 por ciento de los hombres fallecidos tenía entre 40 y 69 años de edad. Entre varones el 9 por ciento tenía menos de 40 y el 20 por ciento tenía setenta o más años. Entre mujeres, se encuentra un patrón similar: el 65 por ciento de los decesos se produce entre los 40 y 69 años, el 27 por ciento en los setenta y más, y el 9 por ciento antes de los 40.
Las muertes por covid-19 no se distribuyen como la mortalidad general entre los grupos de edad, pues existe una marcada selectividad en las edades intermedias. El porcentaje de muertes que ocurren por covid-19, es mayor al porcentaje de muertes en general, a partir de los treinta años y hasta los setenta.
¿Cómo se distribuye la mortalidad por covid-19 en el territorio nacional?
El 55.7 por ciento de las defunciones se concentran en el Distrito Federal y el Estado de México, y el 89 por ciento en 11 entidades federativas.
Con objeto de relativizar estas cifras por el volumen de la población de las entidades, se presenta como serían las “tasas de mortalidad” por covid-19.
Al 27 de mayo, la tasa de mortalidad del país es de 7.07 por cada cien mil habitantes. Por encima de la tasa nacional, se ubican ocho entidades, destacando los casos del Estado de México (20.4 por cien mil), Tabasco (19.4 por cien mil), Quintana Roo (16.6), Ciudad de México (16.5), Chihuahua (14.6) y Baja California (11.5).
Como puede apreciarse, las mayores tasas de mortalidad por covid-19 registradas hasta el momento, se concentran principalmente en el centro del país y en los estados fronterizos, tanto del norte como del sur.
¿Qué escolaridad tienen las víctimas del covid-19?
El 71 por ciento de los muertos por covid-19, tienen una escolaridad de primaria o inferior (primaria incompleta, preescolar o sin escolaridad). Si bien la Encuesta Intercensal (inegi, 2015) reporta un porcentaje similar para la población con escolaridad máxima de primaria, la estructura por edad de las personas muertas por covid-19, es muy diferente a la de la población nacional. Es por ello que puede asumirse una selectividad del padecimiento por nivel de escolaridad.
¿Cuáles son las ocupaciones de las víctimas por covid-19?
Casi el 84 por ciento de los muertos por covid-19, se concentran en ocho categorías de empleo. Destacan los no remunerados: amas de casa, jubilados y pensionados, empleados de sector público, conductores de vehículos, profesionales –no ocupados–. Llama la atención en especial la vulnerabilidad entre los que no desempeñan un empleo (no remunera- dos, jubilados y pensionados, y no ocupados, propiamente dicho), que en conjunto suman 46 por ciento de las defunciones. También, cabe destacar el porcentaje de empleados del sector público que han fallecido (11.7 por ciento que significan 776 defunciones) en un contexto de paralización de actividades. Algunos de ellos corresponden a las defunciones entre empleados del sector salud (149 defunciones al 20 de mayo, según los informes de la Secretaría de Salud).
¿Dónde ocurrieron las defunciones?
Es notable que más de la mitad de las defunciones ocurrieron en unidades médicas para población abierta (genéricamente denominadas de la “Secretaría de Salud” que pueden ser federales o pertenecientes a las secretarías de las distintas entidades federativas). La población que acude a estos establecimientos, es la que no tiene cobertura médica ligada a un empleo formal. Evidentemente, se trata de población con grandes carencias. También, cabe destacar, que el imss, que da cobertura de salud a más de la mitad de la población nacional, solo ha cubierto el 30 por ciento de las defunciones registradas. En las unidades privadas, no han ocurrido ni el tres por ciento de las muertes por covid-19
Comentario final
Este breve documento, es meramente descriptivo de un fenómeno que empezamos a conocer que no ha concluido. En los escasos días que van del 27 de mayo (fecha de corte del análisis) al 10 de junio, el número de muertos por covid-19 pasó —según la información oficial—, de 8597 a 15357 (es decir 78 por ciento de incremento en trece días, lo que implicaría un ritmo de duplicación de 16 días, respecto de la cifra base de este análisis). Aun cuando los resultados presentados son de carácter preliminar, apuntan ya una tendencia, en términos del perfil demográfico y social de los mexicanos que sufren y habrán de sufrir la consecuencia extrema de este padecimiento.
Exactamente un mes después del último corte presentado en este estudio, el número de muertos por COVID en nuestro país se ha duplicado arrojando cifras por demás alarmantes de muertes al sumar al 10 de julio 33526. La curva no se ha aplanado por más que las autoridades de salud en el gobierno federal han intentado hacer creer lo contrario. En tanto continúan en ascenso el número de contagios cada 24 horas y no existen visos de que la emergencia pueda darse por terminada en el corto o mediato plazo.
Opinion.salcosga@hormail.com
@salvadorcosio1