Artículos relacionados
La muesca que ha dejado la pandemia del coronavirus Covid 19 en el planeta, es una huella tan profunda y dolorosa que no podrá regresar la “normalidad” que conocíamos antes de la epidemia, porque sería tanto como afirmar que esta calamidad nunca existió.
Especialistas de todo el mundo coinciden que el episodio de salud que hemos enfrentado como humanidad, significará avances y retrocesos en todo lo que habíamos conquistado como civilización.
Por ejemplo, hay gobiernos que han decretado una pausa en la política de prohibición de bolsas de plástico, productos desechables y hasta popotes, con el fin de exponer lo menos posible a la gente a un contagio del virus.
Misma situación enfrenta el tema de las libertades, la privacidad y respeto a las garantías individuales, que en medio de la pandemia son las primeras que han sido socavadas y que en el futuro podría seguir esta tendencia.
En este sentido el uso de la tecnología revolucionó la forma como algunos países enfrentaron la emergencia y marcaron la ruta para prevenir contagios.
Por ejemplo, Corea del Sur detuvo la propagación del coronaviruis mediante el rastreo de contactos y con una aplicación de GPS de teléfono las autoridades monitorearon a personas infectadas, sus contactos y sitios a los que acudieron.
Y una empresa china tiene lista una aplicación que se colocaría en oficinas que detectarían a los visitantes, mostraría su historial clínico y su temperatura al ingresar a las instalaciones.
Pero la tecnología también rompería paradigmas en las relaciones impersonales. Durante la pandemia han sido comunes las reuniones mediante dispositivos como Zoom o Hangouts, que demostraron que las juntas de negocios también pueden ser remotas ahorrando dinero en traslados y evitando el tráfico.
Para el comercio y los negocios, la emergencia sanitaria desnudó nuestra interdependencia, ya que quedó demostrado que las compras por internet, entregas a domicilio y trabajo en casa, son actividades que pueden realizarse con la tecnología existente.
Aun así, emporios como Amazon Prime Air, ya agiliza sus planes para realizar entregas con pequeños drones y compañías de autos sin conductor meten acelerador para ofrecer vehículos a mayor escala en el mercado.
También la emergencia reveló el número exagerado de viajes ociosos que se realizaban en el mundo y planteó la necesidad urgente de modificar modelos de negocios que privilegien las tecnologías para el cierre de operaciones y compra-ventas.
Los expertos se preguntan si la aviación, por ejemplo, deberá replantearse. Si por fin modificarán los asientos para marcar distancia entre viajeros y si esto traerá como consecuencia incremento de tarifas.
Pero también las reflexiones van en el sentido de la salud misma. Un buen puñado de naciones hoy asume el mea culpa por las escasas inversiones realizadas en el ámbito de la salud y la necesidad de invertir más en este campo que sencillamente –y ya lo padecieron—puede llevar a paralizar al planeta.
Y en el tema social, la población del mundo en general, es ahora más sensible a entender la importancia de la prevención y hasta el uso del cubrebocas. Desde siempre han existido gripas y enfermedades contagiosas, pero no había la disciplina de guardar reposo, ni de los patrones de permitir el ausentismo laboral con el fin de evitar contagios.
Tuvo que ocurrir una pandemia para que todos nos diéramos cuenta que lo más importante que tiene la vida es la vida misma.
