La “crisis transitoria” como llama el presidente Andrés Manuel López Obrador a la pandemia del coronavirus que cayó en su gobierno “como anillo al dedo”, cobra ya más de 80 mil muertos y más de un millón 400 mil contagiados en el mundo.
Y mientras mandatarios y jefes de estado de varios países destinan recursos emergentes para mantener a flote las economías de cada nación, López Obrador insiste en sostener sus fórmulas de encontrar en los programas sociales, sus proyectos estandarte, la “austeridad republicana” y el fantasma de la corrupción, la clave contra la recesión financiera global que ya padece el planeta.
Especialistas advierten que la economía mundial podría tener una afectación de unos 280 mil millones de dólares y un botón de muestra del desastre financiero lo representa China.
Oganismos como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) de la cual México forma parte, exponen que ante una pandemia los estados se ven obligados a inyectar grandes cantidades de dinero para que la economía local siga funcionando.
Algunos países, como Francia, suspendieron el pago de rentas y cobro de gas, electricidad o agua, en tanto que el propio gobierno paga créditos bancarios de la gente que no puede cubrirlos debido a la pandemia del Covid 19.
En su discurso con motivo de uno más de los mini informes que receta cada tres meses, el presidente de México citó al libertador Bolívar, a Juárez y hasta al presidente Franklin Delano Roosevelt, en su opinión el mejor que ha tenido Estados Unidos en su historia.
Pero el Diario The Washington Post en un artículo denominado “AMLO debe cambiar el rumbo ante la crisis”, recordó que en la época de la gran recesión económica de 1929, fueron precisamente las inacciones del gobierno de Herbert Hoover las que terminaron de hundir a la Unión Americana.
Reseña que fue el secretario del Tesoro, Andrew Mellon, quien aconsejó a Hoover no utilizar fondos gubernamentales para enderezar la nave.
Luego Roosevelt efectivamente encabezaría las acciones para rescatar la economía estadounidense. Pero el artículo del Post, aclara que más que parecerse al “mejor presidente de Estados Unidos”, como AMLO calificó a Roosevelt, su forma de actuar se parece más a Mellon que contribuyó a profundizar la crisis de la década de los treintas.
Entre los argumentos que el presidente esgrimió, fue que nunca más se destinarán recursos públicos para rescatar empresas privadas como sucedió con el Fobaproa en el sexenio de Ernesto Zedillo.
Pero en su libro “Fobaproa, Expediente Abierto” de editorial Grijalbo de 1999, López Obrador le destina un apartado a Alfonso Romo, su ahora a jefe de gabinete y quien habría sido beneficiado por el Fobaproa al adquirir Aseguradora Asemex en 120 millones de dólares luego que el gobierno había limpiado y asumido pérdidas por 510 millones de dólares.
Otro empresario regiomontano cercano al mandatario es Julio César Villarreal Guajardo, dueño de Banca Afirme. En los noventa en la fiebre privatizadora de Salinas, el empresario adquirió Banpaís, banco que después quebraría y que fuera rescatado por el Fobaproa.
Tras esta Aventura, Villarreal Guajardo fundó Banco Afirme, la institución que habría movido las cuentas del PRD, de la campaña de López Obrador en 2006 y que en los sismos de 2017 abrió el “Fideicomiso por los demás” a petición de AMLO para recaudar fondos para los damnificados.