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La invasión nayarita

Por Carlos Martínez Macías

Un delgado cuello de unos cuantos centímetros, los une en los mapas oficiales al estado de Jalisco.

Pero en la práctica, no existe ni una estrecha franja de tierra que comunique a la zona norte con el resto de la entidad.

Se trata de los diez municipios de la zona norte del estado, que hoy pese a los cambios de gobierno y proyectos regionales truncos, permanecen tan distantes como hace décadas.

Ni los gobiernos priístas, ni panistas, avanzaron gran cosa en destrabar la indefinición de límites entre Jalisco y Nayarit. Por este conflicto, el municipio de Bolaños, por ejemplo, apenas tiene un 30 por ciento de la superficie que en teoría debería tener.

A fines de 1999, el entonces gobernador Alberto Cárdenas Jiménez apoyado por el gobierno federal, entregó casi ocho mil hectáreas a huicholes de la comunidad de Mesa del Tirador, para resolver un añejo conflicto agrario.

Pero la exitosa negociación que terminó con la invasión de ganaderos nayaritas a suelo jalisciense, no fue suficiente para poner fin al verdadero despojo que sufre el estado desde su integración y que alcanzaría los 2,700 kilómetros cuadrados de superficie. Debido a esta invasión del vecino estado de Nayarit y que surgió virtualmente con su nacimiento, los municipios de Bolaños y San Martín de Bolaños fueron cercenados al grado que el mapa de Jalisco miente.

De acuerdo con la cartografía oficial, comunidades como Cortapico, Apozolco, La Hermandad y Puente de Camotlán, figuran dentro de los límites de la entidad; en la práctica, todas esas poblaciones son nayaritas y hasta dicho estado es vecino de Zacatecas. La vecindad de Nayarit y Zacatecas, significaría que los diez municipios de la zona norte estarían separados de los 115 restantes de Jalisco.

El desmembramiento del estado es de sobra conocido por las autoridades, pero la marginación de décadas que ha vivido la zona norte de la entidad ha sido también tradicionalmente ignorada por los gobiernos en turno.

Aunque el problema inició en el siglo pasado, los gobernadores de Jalisco y Nayarit han evitado dar pasos firmes para buscar solucionar el conflicto limítrofe, aunque no por eso deja de ser utilizado como oferta política.

Por ejemplo, en su toma de posesión como gobernador el primero de marzo de 1995, Alberto Cárdenas Jiménez dijo en el Congreso del Estado: “Giro instrucciones al secretario general de gobierno para que a la brevedad posible, respetando los lazos de amistad con los estados vecinos, busque los mecanismos para resolver el problema de límites con Nayarit y Colima”.

Casi cinco años después, el Gobierno de Jalisco emprendió un proceso jurídico que llevó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para reclamar más de 200 kilómetros cuadrados a Colima; pero hasta la fecha no ha emprendido ningún proceso legal para reclamar la superficie invadida por Nayarit, salvo el conflicto entre ganaderos y huicholes que abarcaba más de diez mil hectáreas y que era un problema agrario.

La indefinición de límites entre Jalisco y Nayarit comenzó desde el mismo nacimiento de este último en el siglo pasado. La independencia de México había traído para Jalisco algunos contratiempos.

De haber sido en la época de la colonia el Reino de la Nueva Galicia que abarcaba los hoy estados de Colima, Zacatecas, Nayarit, Sinaloa y por supuesto Jalisco, pasó a convertirse en una entidad de dimensiones reducidas.

El estado se formó a partir del territorio que en la época colonial perteneció a la intendencia de Guadalajara y fue declarado estado libre el 16 de junio de 1823. En ese entonces el Partido de Colima se separa de Jalisco y un año después es convertido en territorio.

La primera división de Jalisco es realizada el 27 de marzo de 1824 al conformarse 26 departamentos. Meses más tarde al expedirse la primera Constitución el 18 de noviembre de 1824, se dispuso la formación de ocho cantones.

El Séptimo correspondía al territorio que hoy comprende Nayarit mismo que estaba dividido en cinco departamentos: Ahuacatlán, Tepic, Compostela, Sentispac y Acaponeta. En esa división, se especifica que en el Departamento de Ahuacatlán quedan comprendidos Amatlán de Cañas, Real de la Yesca y Camotlán, poblaciones que hoy son parte de la disputa por Jalisco.

Los vaivenes de la política en México en el siglo pasado, llevaron al nuevo régimen centralista a realizar una nueva división territorial suprimiendo los Cantones y estableciendo ocho distritos y 19 partidos en 1837.

Tepic quedó como cabecera del Séptimo Distrito (en lugar de Cantón), pero La Yesca y Amatlán de Cañas quedaron dentro del Distrito de Etzatlán, Jalisco. Nueve años después por decreto del 22 de agosto de 1846 del general Mariano Salas y para restituir el federalismo, se dispuso que una vez más rigiera al país la Constitución de 1824 por lo que La Yesca y Amatlán de Cañas regresaron al Séptimo Cantón.

Curiosamente el nacimiento de Nayarit como entidad tiene mucho que ver con la historia de un bandolero. Manuel Lozada, llamado “El Tigre de Álica”, provocó con una rebelión armada que el presidente Benito Juárez determinara el siete de agosto de 1867 la transformación del Séptimo Cantón de Jalisco en un distrito militar dependiente del gobierno federal, todo para poder combatir directamente al rijoso.

Desde ese año y hasta la creación en 1884 del territorio de Tepic, el gobierno de Jalisco trató de reincorporar al estado lo que fue el Séptimo Cantón argumentando como anticonstitucional (que de hecho lo fue) la creación del distrito militar.

El doce de diciembre de 1884 el Congreso de la Unión reformó el artículo 43 de la Constitución con lo que el distrito militar de Tepic pasó a ser un territorio federal con la superficie del Séptimo Cantón de Jalisco.

Finalmente, al promulgarse el cinco de febrero de 1917 la Constitución Federal vigente, se especificó en el artículo 47 el nacimiento de Nayarit como entidad con la siguiente leyenda: “El estado de Nayarit tendrá la extensión territorial y límites que comprende actualmente el territorio de Tepic”.

Aunque originalmente los gobiernos jaliscienses exigían como parte de su territorio la superficie que abarcaba el Séptimo Cantón de Tepic, a partir de 1885 los reclamos cambiaron y ahora no pedían el cantón, sino que aclaraban que Amatlán de Cañas y La Yesca a cuyo municipio pertenecía Puente de Camotlán, no formaban parte del Séptimo Cantón cuando éste se transformó en Tepic y luego en Nayarit.

El enredo

Desde fines del siglo antepasado, los gobiernos de Nayarit y Jalisco han escenificado constantes enfrentamientos por la indefinición de límites entre ambas entidades.

Como pruebas de la soberanía ejercida en esa superficie, el gobierno del territorio de Tepic señaló los censos oficiales de población que establecen a Amatlán de Cañas y La Yesca como parte de su jurisdicción, mostró actas de nacimiento, periódicos oficiales de la época, inscripciones en el Registro Público de la Propiedad, lista de jueces de paz, entre otras disposiciones legales.

El 20 de abril de 1900 los gobiernos de Zacatecas y Nayarit se reunieron para establecer los límites entre ambas entidades con lo que queda probado que Jalisco está separado de la zona norte.limites-1

El documento (ver escrito aparte) está en el Archivo General de la Nación y señala que la población de Apozolco, municipio de La Yesca colinda con Teúl, Zacatecas. En 1907 se publicó un mapa del estado de Jalisco por Luis C. Curiel y en 1914 en la geografía del estado de Jalisco por José María Najar Herrera se incluye otro mapa del estado de Jalisco.

Ambos mapas hacen aparecer a La Yesca y Amatlán de Cañas como parte del estado de Jalisco pero hacen constar que esas superficies están en posesión del Territorio de Tepic. Luego del nacimiento de Nayarit como estado, otro de los esfuerzos por llegar a un arreglo entre gobernadores ocurrió en 1945 con los mandatarios Marcelino García Barragán por Jalisco y Candelario Miramontes por el vecino estado.

Con sus respectivas comisiones de límites que realizaron respectivos estudios sobre el conflicto, los gobernantes se reunieron el 16 de febrero de 1945 y ante la imposibilidad de llegar a un arreglo, acordaron conservar el “statu quo” que en ese tiempo prevalecía en la zona de Camotlán municipio de La Yesca, es decir que Nayarit continuara en posesión pacífica de dichas superficies.

Las comisiones acordaron también, estudiar y más tarde someter a consideración de los gobiernos, una propuesta para localizar una franja de terrenos que por el estado de Nayarit implicara para Jalisco una vía o corredor de comunicación o continuidad territorial para unir a la zona de Colotlán, ex-octavo cantón de Jalisco, con el resto de la entidad. Nueve años después, el 30 de diciembre de 1954 los gobernadores de Nayarit José Limón Guzmán y el de Jalisco Agustín Yáñez, firmaron un acta donde ratifican el convenio firmado por sus homólogos en 1945.

Pese al acuerdo pactado, las comisiones se desintegraron y no definieron la franja de terrenos que uniera a Jalisco con los municipios de la zona norte. Sin embargo, el que los gobernadores jaliscienses reconocieran que el estado estaba cercenado, no significa que estuvieran avalando la posesión del territorio por parte de Nayarit.

Después de 35 años del último intento por resolver el conflicto limítrofe, el entonces gobernador Guillermo Cosío Vidaurri integró en 1989 una comisión de estudio de los límites de Jalisco con Colima y Nayarit para destrabar el problema.

Formaron parte de ésta historiadores, geógrafos, juristas y catedráticos. Nayarit y Colima integraron también sus propias comisiones y sostuvieron un par de reuniones con los jaliscienses sin llegar a un arreglo.limites-2

Los más de dos mil kilómetros cuadrados en posesión de Nayarit, inician en los límites con Mezquitic, cercenan parte del municipio de Bolaños y arrebatan más del 50 por ciento de San Martín de Bolaños en la zona norte. San Martín de Bolaños por su parte es el municipio más afectado por el conflicto. Más del 50 por ciento del municipio está cercenado por la “invasión nayarita” y aunque los mapas oficiales de Jalisco dicen que varias comunidades pertenecen a San Martín en realidad están en manos de La Yesca, Nayarit.

De estar esas comunidades en el municipio, sería el segundo más grande de la zona norte. En cambio, el municipio de San Martín de Bolaños cuenta apenas con siete mil habitantes y con 14 comunidades de apenas 40 habitantes.

Si las comunidades como Apozolco, Cortapico y La Hermandad, por ejemplo, fueran restituidas al municipio tendría unas ocho poblaciones más con 400 habitantes cada una. El municipio mutilado afecta en los apoyos que recibe por participaciones ya que se toma en cuenta la población para asignar los recursos. Varias comunidades de San Martín, están abandonadas.

Al ser un municipio deprimido sus actividades económicas, apenas incipientes comercios, agricultura y algunos ranchos ganaderos son el sustento de quienes habitan la región que por cierto tienen más relación con Zacatecas que con Jalisco.

A 70 años de la formación de la primera comisión de límites con Nayarit y un siglo después que se advirtiera por primera vez que Jalisco estaba dividido en dos por el Territorio de Tepic (hoy Nayarit), el problema continúa. Diez municipios de la zona norte, Colotlán, Totatiche, Bolaños, San Martín de Bolaños, Villa Guerrero, Chimaltitán, Santa María de los Angeles, Huejúcar, Huejuquilla elAlto y Mezquitic, están separados de los 114 restantes del estado.

La solución del conflicto agrario entre ganaderos nayaritas y huicholes de la comunidad jalisciense de San Sebastián Teponahuaxtlán, no resolvió el problema de indefinición de límites. Mientras tanto debido a esta “invasión olvidada” de Nayarit a Jalisco, el desánimo de autoridades de la zona norte de la entidad es evidente y se hace patente en las reuniones a las que acuden los alcaldes de esa región.

En estos encuentros las quejas por falta de apoyo son constantes. Y es que la marginación que padecen los habitantes de la zona norte es lógica, tienen más de un siglo separados del resto de Jalisco y las autoridades parecen no querer darse cuenta. Prueba de ello es que en los informes de gobierno del entonces gobernador Francisco Ramírez Acuña, ni siquiera tocó el problema de límites con Nayarit pese a que los habitantes de las poblaciones en disputa parecen vivir en el limbo.

• Paralelo Veinte

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